Newman es ante todo un pastor de almas: su teología tiene un sentido práctico y está inspirada por una necesidad pastoral. Eso queda patente también en esta obra, compuesta por dieciocho Discursos que exponen líneas doctrinales y temas básicos de la fe cristiana.
El autor la preparó en 1849 para promover el enriquecimiento y la conversión de los lectores: al catolicismo, si eran anglicanos, y a una vida cristiana más intensa y consecuente con la fe, si eran católicos.
Tuvo una gran acogida, y se mantiene con plena vigencia: el lector actual establece fácil comunicación con estas páginas y se ve eficazmente orientado en cuestiones fundamentales de su existencia.
El cardenal John Henry Newman es el más conocido de los conversos al catolicismo en Inglaterra. Nacido en Londres en 1801, fue preceptor del Oriel College de Oxford, rector de Santa María, la capilla universitaria, y uno de los líderes del Movimiento de Oxford.
Sus convicciones le acercaron progresivamente a la Iglesia católica, a la que se adhirió en 1845. Se ordenó sacerdote y fundó la congregación de los Oratorianos de San Felipe Neri en Inglaterra. En 1879 León XIII le hizo cardenal. Newman murió en Birmingham en 1890.
Gracias a su capacidad para anticiparse a cuestiones teológicas que hoy están de plena actualidad, ha tenido una gran influencia en la Iglesia católica y se le considera un precursor del Concilio Vaticano II