Celebrar es una tarea arriesgada, difícil. Para celebrar hay que dejarse atrapar por el embrujo de símbolos y signos, por la cercanía de la comunidad reunida, por la fuerza de la palabra proclamada, por la belleza de los cantos y de las formas. Hay que descubrir en todo ello, en las palabras y en los gestos, la presencia regeneradora del Señor Resucitado en medio de los suyos.
José Manuel Bernal nos ofrece las claves para acercarnos al mundo de la liturgia con una obra que es tanto fruto de la experiencia como resultado del estudio, un trabajo en el que los temas se abordan con libertad y, en ocasiones, con sentido crítico: una apuesta por la celebración.