Hablar con Dios III. Tiempo ordinario (2)
El lector se siente ayudado a conversar con Dios de la vida misma: de sus situaciones reales cotidianas, de sus penas y afanes concretos. Por eso Hablar con Dios no es un tratado para ´especialistas´, sino para la gente que encontramos cada día por la vida: para la madre de familia, para el empleado, para el oficinista, para el sacerdote, para el profesor. Los más de dos millones de ejemplares vendidos son un ejemplo de esto. El libro no encorseta la oración; es, mas bien, un manantial de sugerencias abiertas, para cualquier circunstancia vital, pero que apunta a la vez a la concreción, a una aplicación efectiva. La oración diaria se proyecta así sobre la convivencia y los quehaceres normales de todos los días. El libro esta lleno de sugerencias para adelantar en el amor a Dios, en la convivencia diaria, en la mejora del carácter y en la perfección del trabajo habitual. <br/
Hablar con Dios IV. Fiestas y Santos
El lector se siente ayudado a conversar con Dios de la vida misma: de sus situaciones reales cotidianas, de sus penas y afanes concretos. Por eso Hablar con Dios no es un tratado para ´especialistas´, sino para la gente que encontramos cada día por la vida: para la madre de familia, para el empleado, para el oficinista, para el sacerdote, para el profesor. Los más de dos millones de ejemplares vendidos son un ejemplo de esto. El libro no encorseta la oración; es, mas bien, un manantial de sugerencias abiertas, para cualquier circunstancia vital, pero que apunta a la vez a la concreción, a una aplicación efectiva. La oración diaria se proyecta así sobre la convivencia y los quehaceres normales de todos los días. El libro esta lleno de sugerencias para adelantar en el amor a Dios, en la convivencia diaria, en la mejora del carácter y en la perfección del trabajo habitual.
Hablar con Dios I. Adviento, Navidad, Epifanía
El lector se siente ayudado a conversar con Dios de la vida misma: de sus situaciones reales cotidianas, de sus penas y afanes concretos. Por eso Hablar con Dios no es un tratado para ´especialistas´, sino para la gente que encontramos cada día por la vida: para la madre de familia, para el empleado, para el oficinista, para el sacerdote, para el profesor. Los más de dos millones de ejemplares vendidos son un ejemplo de esto. El libro no encorseta la oración; es, mas bien, un manantial de sugerencias abiertas, para cualquier circunstancia vital, pero que apunta a la vez a la concreción, a una aplicación efectiva. La oración diaria se proyecta así sobre la convivencia y los quehaceres normales de todos los días. El libro esta lleno de sugerencias para adelantar en el amor a Dios, en la convivencia diaria, en la mejora del carácter y en la perfección del trabajo habitual.
Recogiendo la experiencia de muchos santos, el autor expone el sentido y el contenido de la dirección espiritual que se vive en la Iglesia.
´Jesucristo es el sol que brilla sobre las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía´ (Benedicto XVI).
Todos hemos sido llamados a la cumbre más alta y a enfilar mar adentro: Duc in altum. Hemos sido llamados a la cumbre del amor a Dios. Y no hay tarea más noble que la de encaminarnos a esas alturas y ayudar a otros en la ascensión, o a llegar a puerto después de muchos azares: hacer de guía en la vida sobrenatural, pues esta labor, siendo obra del Espíritu Santo, requiere de ordinario la cooperación de otros, a través de lo que se suele llamar dirección o acompañamiento espiritual. Esta práctica secular de la Iglesia ´contribuye a formar las conciencias. Hoy más que nunca -enseña Benedicto XVI- se necesitan ´maestros de espíritu´ santos y sabios: un importante servicio eclesial para el que, sin duda, hace falta una vitalidad interior que debe implorarse como don del Espíritu Santo, mediante la oración intensa y prolongada, y una preparación específica que es necesario adquirir con esmero´ (A la Penitenciaría Apostólica, 14-III-2009).
Francisco Fenández-Carvajal, natural de Albolote, Granada, es Licenciado en Historia por la Universidad de Navarra y Doctor en Derecho Canónico por el Angelicum de Roma. Sacerdote de la Prelatura del Opus Dei ordenado en 1964. Durante más de diez años fue Redactor-Jefe de la revista ´Palabra´. Es uno de los autores contemporáneos de obras de espiritualidad más conocidos. En Ediciones Palabra ha publicado Hablar con Dios, del que se han editado más de dos millones de ejemplares. Esta gran obra contiene más de cuatrocientas cincuenta meditaciones para cada día del año, en siete tomos. Ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, alemán, holandés, rumano, eslovaco y polaco. Actualmente se está llevando a cabo la traducción al ruso y al húngaro. También en esta misma editorial se han publicado, con numerosas reediciones, otras obras suyas: El Evangelio de San Mateo, El Evangelio de San Lucas, La Tibieza, Hablar con Dios, Vida de Jesús, Hijos de Dios (en colaboración con Pedro Beteta), Índice ascético del Catecismo de la Iglesia Católica, Como quieras Tú (meditaciones sobre la Pasión) y Antología de textos, con más de siete mil citas de Santos Padres y otros autores antiguos y modernos.
Este libro es una mirada desde múltiples ángulos a Cristo, una vida del Mesías que nos ayuda a conocer mejor y a amar más la figura siempre nueva de Jesús.
Este libro es una mirada desde múltiples ángulos a Cristo, a Jesús vivo que se encuentra entre nosotros. Los hechos de su existencia, la cultura judía en la que creció, los lugares y caminos que recorrió, su lengua, los hallazgos arqueológicos, nos ayudan a comprender más profundamente su vida y su mensaje. El autor fusiona los datos de la Ciencia con el testimonio de los cuatro evangelistas quienes, cada uno en su estilo particular, nos transmiten la fe en Jesús de Nazaret, el Mesías. El resultado es una vida de Jesús que nos ayuda a conocer mejor y a amar más la figura siempre nueva de Cristo.
La tibieza, es el gran enemigo oculto del amor, que lo envejece y destruye. Se asemeja a esas enfermedades silenciosas que se van extendiendo poco a poco por todo el organismo y quien la padece apenas se da cuenta de su situación hasta que se encuentra invadido por ella. En estas páginas, el autor resalta la alegría incomparable que supone seguir a Cristo, y la tristeza de un corazón dormido, que ha olvidado cómo se ama.