Entendemos que, la clave antropológica de la afectividad se halla en la estrecha relación que las emociones tienen con la vida auténtica. Dicho vínculo se ve con claridad cuando se indaga el porqué de los millones de ejemplares vendidos de la obra de Susana Tamaro, Donde el corazón te lleve.
El ser humano tiene, para Tamaro, una luz para buscar y encontrar el sentido de la vida: el anhelo de la alegría que todos hemos experimentado en la infancia, cuando la educación todavía no había transformado lo que somos en algo distinto, en un ser anónimo que poco a poco se aleja del centro de su yo. El modo de llegar a este yo escondido no es el propugnado por el psicoanálisis, que, como otros métodos educativos, supone una imposición externa; tampoco es el del seguimiento de la razón, la cual conduce a imitar modelos de comportamiento y a realizar juicios morales despersonalizados.
Sólo el corazón, o la espontaneidad afectiva, es el camino inmediato para volver al yo. Pero para escuchar la voz del corazón, además de librarse de lo impersonal se necesita eliminar dos sentimientos, siempre al acecho: la prisa, contraria al silencio interior, y el miedo a ser uno mismo.
Antonio Malo, doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Fue profesor de la Universidad de Navarra, y redactor de la Revista Internacional "Acta Philosophica". Autor de varios libros, actualmente es profesor de Antropología Filosófica y Psicología de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz