Jesús de Nazaret cambió el mundo. A lo largo de los siglos, su llamada a llenar el mundo de luz y de amor ha resonado en muchos corazones. Francisco de Asís mejoró notablemente la Italia en que vivía. Lo mismo cabría decir de Catalina de Siena. Teresa de Jesús renovó la vida cristiana de su país..., y de la Iglesia entera. No lo hizo sola: los santos nunca llegan solos. Son incontables los cristianos que han hecho posible una sociedad en que el amor, el perdón, la compasión, la solidaridad son valores (al menos, de nombre).
¿Y mañana? ¿Quiénes harán mejor el mundo? ¿Quiénes transmitirán la realidad de un amor verdadero? En una palabra, ¿quiénes serán los santos de mañana? La respuesta es muy sencilla: los cristianos de hoy. O más sencilla aún: tú y yo.
Como a las orillas del Jordán, a unos jóvenes inquietos que se acercaron a Él, Jesús sigue llamando hoy al corazón de cada joven. No tiene un plan muy trazado (en la vida luego pasan tantas cosas…). Lo que tiene es un sueño, que consiste en que el Amor de Dios llene la vida de cada persona. Y ese sueño quiere compartirlo con los jóvenes, porque serán ellos quienes lo lleven a cabo. Y tú, ¿te atreves a soñar?
Lucas BUCH
Los jóvenes tienen las preguntas, y tienen toda la fuerza que hace falta para buscar las respuestas. Por eso escucharles es una maravilla. Y por eso proponerles la fe es siempre un reto. Soy sacerdote desde 2011. Viviendo en Roma, en Madrid y en Pamplona he conocido a muchos jóvenes que se han atrevido a soñar. Y siguen atreviéndose.
Nicolás ÁLVAREZ DE LAS ASTURIAS
Acompañar en la búsqueda de un futuro fecundo, en el que los sueños de servicio y de entrega se hacen realidad, es la tarea más bonita que se me ha dado realizar. Soy sacerdote desde 1999. Llevo quince años junto a los jóvenes de mi parroquia y como profesor de muchos que ya han escuchado la voz de Dios y que se forman para seguirle en la Universidad Eclesiástica San Dámaso (Madrid).
Fulgencio ESPA FECED
Desde mi ordenación sacerdotal en 2004, he descubierto generaciones de jóvenes deseosos de un mundo mejor y de una vida plena, más grande. Solo esperaban quien les pusiera en contacto con Dios..., y entre sí. Ahora, en mi parroquia del Ensanche de Vallecas, sigo comprobando con alegría cómo vocación y amistades verdaderas son obra de Jesús, que sigue llamando.