La mujer, históricamente, ha sido denigrada como un ser inferior al varón, o vista como un ser privilegiado. La Dra. Alice von Hildebrand caracteriza en El Privilegio de Ser Mujer las diferencias entre ambos puntos de vista, basadas en distintas visiones del hombre: la secularista y la sobrenatural. Al argumentar la superioridad de los varones a través del tiempo en fuerza, poder, éxito y creatividad, la obra expone cómo los esfuerzos del feminismo para lograr la igualdad –imitando a éstos– son antinaturales, insensatos, destructivos y frustrantes. Con belleza y erudición, profundiza en el privilegio que tienen las mujeres de ser naturalmente más capaces que los varones para involucrarse en lo humano: su entrega, mayor sensibilidad, dignidad, belleza, heroicidad para el sacrificio, y una gran habilidad para despertar lo mejor del varón a través de su debilidad y su ternura.
Por encima de todo, el papel de Santa María Virgen en la Encarnación señala el verdadero privilegio de ser mujer. En María, virginidad y maternidad se encuentran exhibiendo, en grado máximo, los dones femeninos de la pureza, la receptividad ante la palabra de Dios y la capacidad para dar y nutrir la vida. La decisión de Cristo, quien asumió la debilidad humana como hijo de mujer, transformó la debilidad femenina en fortaleza que triunfa a modo de sacrificio conjugado con la sabiduría, dando como fruto una mayor valoración de los bienes de la vida y de la creatividad verdadera.