La familia es el determinante principal de la felicidad de cada persona. Algo similar afirma Agatha Christie en las dos primeras líneas de su extensa autobiografía con la siguiente expresión: “no hay nada más importante para una persona, que tener una infancia feliz”, y a continuación explica como eran sus padres y su vida en familia con ellos.
Los esposos son el elemento capital de una familia feliz, pues son la fuente de amor de uno para el otro y para los hijos y para los miembros de la familia extensa. Y el amor es la vivencia que hace ser feliz. Además, los esposos han de ser para sus hijos modelos de personas maduras y equilibradas. También han de enseñarles a distinguir el bien del mal, y han de animarlos de palabra y con el ejemplo a escoger el bien, que les hará ser buenos y queridos por muchas personas. Y, siendo muy queridos, serán muy felices. Las personas buenas desean hacer el bien, y el mayor bien al que aspiran es hacer felices a los que aman, lo que provoca en estos el deseo de corresponder con amor.
Por esa importancia del amor para ser feliz, este libro nace con el ambicioso objetivo de ayudar a los esposos a amar con intensidad, fidelidad y perseverancia. Consta de varios capítulos sobre la familia y la educación en los que se aportan algunos consejos de sentido común. Conviene repetirlos una y otra vez para que calen hondo en la mente de los educadores, pues son de suma importancia para lograr una buena armonía familiar y para educar personas con una personalidad madura y que facilite llevar una vida feliz.
También recoge algunas pistas para que los padres y profesores sepan cribar las ideas correctas de la ingente información que reciben a través de las diversas fuentes comunicación, con el fin de que ayuden a los jóvenes a lograr su principal objetivo existencial: ser felices y hacer felices a los que aman.
El libro comienza con unos breves capítulos con ideas madres para lograr que los esposos vivan su matrimonio con un elevado nivel de satisfacción, condición para crear un ambiente familiar positivo, que es el clima ideal para que los hijos desarrollen una personalidad madura. En los siguientes capítulos se exponen algunos consejos para la buena educación de los jóvenes, tanto en la familia como en la escuela. El último capítulo describe las características de la madurez psicológica. Ésta es la meta de la educación, pues es la característica personal que más influye en la felicidad de cada persona y de los seres que se relacionan con ella.
En casi todos los capítulos se incluye un esquema de breves máximas explicadas con sencillez y claridad, que pueden leerse sin esfuerzo y se retienen con facilidad en la memoria.