El hombre que llegó a Roma desde el otro extremo del planeta para poner en marcha un cambio de alcances insospechados.
La periodista y corresponsal en el Vaticano Elisabetta Piqué cuenta en estas páginas, desde la cercanía con el papa Francisco, a quien conoce desde hace más de una década, su camino hasta llegar a líder máximo de la Iglesia católica –con detalles inéditos sobre el cónclave– y las reformas que ha impulsado. Con una prosa ágil, testimonios y documentación de primera mano y opiniones de representantes laicos y eclesiásticos, ha logrado un fresco completo que abarca el presente, el pasado y el futuro de alguien que una vez se llamó Jorge Bergoglio. Un pastor que ha elegido un nombre, Francisco, que es en sí mismo un programa, que busca recuperar los valores esenciales del Evangelio: estar del lado de quienes más lo necesitan, combatir con firmeza los males propios y ajenos, dialogar con todos ˗también otras religiones y no creyentes˗, promover la paz y, en definitiva, adaptar a la Iglesia a las nuevas exigencias del siglo XXI.
Con una investigación rigurosa, el libro permite retratar a un hombre de extraordinaria humanidad, afable pero firme en sus convicciones, que, contrariamente a lo que sostienen sus adversarios, supo jugarse la vida para ayudar a víctimas de la dictadura militar en la Argentina, que tiene un formidable sentido del humor y que sabe moverse como pocos en los ambientes de poder.
Una obra imprescindible para entender la revolución que pretende y la Iglesia que viene.
«Queridos hermanos y hermanas, seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad. Ellos no solo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo. Casi los podemos leer en este santuario, que es parte de la memoria de Brasil: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana». Palabras del Papa Francisco en el santuario de Aparecida (Brasil) durante la Jornada Mundial de la Juventud, en julio de 2013.