Conocer las raíces culturales de la Europa actual, con sus luces y sus sombras, puede ayudar a despertar inquietudes para corregir los errores sin renunciar a las muchas cosas buenas que Occidente ha aportado al mundo. Pero la tarea crítica, de la que Kant ha sido el abanderado, precisa que nos proveamos de un criterio objetivo, real, absoluto. Cuando la subjetividad se erige en la última norma y medida de la verdad, el bien y la belleza, la realidad queda arrinconada, se vive de espaldas a ella, y las tinieblas sustituyen a las luces.
Una Ilustración que margine el ser, que no haga justicia a la realidad, es, como advirtiera Platón en el mito de la caverna, un conocimiento sofístico que enseña frases hechas, tópicos, pero que no libera.
Sin pretender agotar el tema, el autor se dirige a un público amplio, con cierto nivel cultural, que se pregunta por las causas del malestar que flota en el ambiente. Trata de llamar la atención sobre la debilidad del fundamento en que se asientan muchas ideas valiosas que compartimos en Occidente.
Rafael Corazón González (Córdoba, 1952) es doctor en Filosofía y profesor de Enseñanza Secundaria en un Instituto de Málaga. Ha ejercido la docencia de la Filosofía durante más de veinte años, tanto en el Bachillerato como a nivel universitario, y ha publicado diversos artículos en revistas filosóficas, así como varios libros y ensayos, entre otros, dos libros de texto de Bachillerato. Entre sus obras cabe destacar: Las claves del pensamiento de Gassendi (1995); Agnosticismo (1997); Fundamentos para una filosofía del trabajo (1999); La verdad, un consenso posible (2001), y Saber, entender... vivir (2002), los dos últimos publicados en esta misma colección.