Pedro Arrupe es una de las personalidades más fascinantes de la Iglesia del siglo XX. A través de sus propias palabras podemos, en este relato, asomarnos al itinerario vital de un hombre que consagró su vida a proclamar el evangelio. General de los jesuitas, hombre de Iglesia, testigo abrumado por los efectos de la bomba atómica en una población vulnerable, líder en los tiempos intensos del postconcilio, profeta de la fe y la justicia, Arrupe fue siempre, y sobre todo, un hombre con una misión. Es a ese misionero apasionado al que podemos descubrir en estas páginas.
Cuando IGNACIO IGLESIAS, SJ falleció en septiembre de 2009, entre sus documentos aún no publicados se encontraba esta biografía. ¿Quién mejor que Iglesias para bucear en las palabras del propio Arrupe, del que fue estrecho colaborador durante diez intensos años en Roma? Durante otros muchos años, ocupó puestos de responsabilidad en la Compañía de Jesús. Y en el último tramo de su vida, a través de sus escritos y su dedicación infatigable a los ejercicios de San Ignacio, se convirtió en maestro espiritual de muchos hombres y mujeres.