Este libro, publicado anónimamente en 1830, causó un notable escándalo por su tono anti-cristiano. Sus tres capítulos, dedicados a Dios, al Mundo y a la Conciencia, terminan con un largo poema especialmente polémico. Ludwig Feuerbach asume las tendencias panteístas de su antiguo profesor Hegel, no menos que las de Schelling y la Naturphilosophie; pero la novedad consiste en la radicalización de tales ideas. Pensamientos sobre muerte e inmortalidad es incluso una inversión del esquema de La Fenomenología de Hegel, pues la crítica a la inmortalidad no parte de la conciencia, sino de Dios, respecto al cual se muestra que la conciencia, sino de Dios, respecto al cual se muestra que la conciencia es finita y por tanto mortal. Para Feuerbach la inmortalidad no corresponde al individuo, sino a la especie. La dignidad humana consiste en el sentimiento de ser un momento particular en el gran flujo vital de la humanidad que constituye lo eterno. Esta divinización del hombre, bien acogida por la izquierda hegeliana, se desarrollará en el estudio objetivo de la religión que explone La esencia del cristianismo, de 1846, poco antes de perderse en el aislamiento y el olvido.