Para ser feliz hace falta tomarse en serio la grandeza de la vida, en este caso, tomarse en serio la grandeza de la vida matrimonial.
El mundo ha cambiado tanto en tan poco tiempo, que la vida feliz de un matrimonio normal se ha convertido en noticia extraordinaria, cuyos detalles suscitan particular interés. Si bien se mira, lo que ha cambiado es la rareza del hecho -mucho mayor ahora-, pero no su misterio profundo. Antes, como ahora, el matrimonio era un cambio de felicidad solo para los que sabían comprender y ejercitar -cada día y en cada detalle- toda la riqueza de su significado real. No es nada fácil ser normal y ser feliz: hace falta tomarse en serio la grandeza de la vida, en este caso, tomarse en serio la grandeza de la vida matrimonial. Tomás Alvira y Paquita Domínguez contaron, para llevar a cabo esa maravilla de la vida diaria, con una gran base de partida: sus cualidades personales y su formación cristiana. Pero a ellos se añadió el toque providencial: su temprano encuentro con san Josemaría Escrivá. La vida de Paquita y Tomás se convierte, a partir de ese momento, en un esfuerzo continuado por vivir la riqueza de la doctrina sobre el matrimonio del fundador del Opus Dei, de tal manera que el éxito de su unión matrimonial -una aventura apasionante, sumamente normal y feliz- constituye una prueba fehaciente de la verdad de esa doctrina.
Antonio Vázquez, colaborador habitual de Mundo Cristiano y Hacer Familia, es bien conocido para nuestros lectores por el libro Matrimonio para un Tiempo Nuevo, una reflexión optimista sobre la vida conyugal, cuya 15ª edición acaba de aparecer. Presidente de Fomento de Centro de Enseñanza, trabajó al lado de Tomás Alvira a lo largo de veinte años, en una tarea apta, como pocas, para tomar el pulso a las personas. Allí se fraguó una gran amistad con toda la familia que le ha permitido calar con profundidad en la personalidad del protagonista de esta semblanza biográfica. Antonio Vázquez, capitán de Caballería hasta 1964, desempeñó más tarde la gerencia del periódico "Madrid", hasta su desaparición. Después de un Programa de Alta Dirección en el IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), dedicó toda su actividad profesional a la labor educativa. En los veinte años que asumió la Dirección General de Fomento prestó también atención a las actividades de Orientación Familiar, con publicaciones y conferencias en distintos países de Europa y América. Está casado y es padre de cinco hijos.