¿Podemos fiarnos de las profesiones de fe cuando no alcanzan el corazón ni se traducen en actos? ¿Existen cristianos anónimos entre los ateos y ateos anónimos entre los cristianos? (J. Guy Saint Arnaud). La fe y la duda andan con frecuencia juntas. Parece que creer y no creer pueden mantenerse juntos; nunca estamos libres de esa amenaza de la no fe.
Cuando de la fe religiosa se trata, nos movemos en un terreno misterioso, que desborda los cálculos y las medidas racionales. Por eso en este ámbito son tan importantes el diálogo, el respeto y la tolerancia. Estas son verdaderamente las actitudes que dejan entreabierta la puerta de la fe para todos los que quieran atravesarla.
El mensaje cristiano encuentra dificultades para ser comunicado significativamente en la sociedad actual. La XIX Semana de Teología Pastoral trata de responder a algunos interrogantes abordando el tema «Lenguajes y fe». En esta obra se revisan distintos modos de comunicación que se dan en la Iglesia para detectar los límites y posibilidades de esos lenguajes.
Nuestros lenguajes de comunicación de la fe tienen que asumir, si quieren ser verdaderos, esa universalidad que los puede convertir en vehículos de humanidad al servicio de la causa de la justicia. Tienen que tener como referencia insoslayable, para no falsearse, el lenguaje evangélico del samaritano que nos permite hacernos prójimos, es decir, hermanos, de todos los seres humanos, muy especialmente de los que están tirados en las cunetas de la historia, víctimas del sufrimiento que genera la injusticia.