La vida de Juan Pablo II fue un camino ascendente hacia la santidad con multitud de momentos en que experimentó la mano paternal de Dios. La gran cantidad de escritos, el inmenso número de kilómetros que recorrió visitando todos los continentes... empujaron a que fuese nombrado "Magno". En estas líneas se relatan varios sucesos, junto con algunos de sus discursos y palabras, en los que él mismo los da a conocer y reflexiona sobre ellos.
"Ha quedado en el recuerdo de todos, la imagen del rostro sonriente del papa Juan y de sus brazos abiertos para abrazar al mundo entero. Ciertamente la ráfaga de novedad que aportó no se refería a la doctrina, sino más bien al modo de exponerla; era nuevo su modo de hablar y actuar y la simpatía con que se acercaba a todos", dijo de él Juan Pablo II, quien le beatificó. La Iglesia, ahora, reconoce la santidad de ambos Papas y los inscribe en el Canon de los santos.