A pesar de la persistencia y de la continuidad que la fabricación de imágenes ha demostrado a lo largo de la historia humana, no se ha establecido, hasta ahora, una ciencia general de la imagen que pueda dar cuenta de esa unidad simbólica fundamental de la actividad de los hombres. Paralelamente a la historia del arte y a las disciplinas interesadas por los dispositivos técnicos de producción y de transmisión de imágenes, la perspectiva antropológica permite poner de manifiesto determinadas correspondencias que, en el espacio y en el tiempo, revelan afinidades desapercibidas entre las producciones icónicas más antiguas del género humano y aquellas a las que con demasiada ligereza se considera "nuevas". "El término antropología -señala el autor- no sólo posee una grata ambivalencia a causa de su proximidad con la etnología, sino que también conlleva una diferencia positiva con una historia de las imágenes y de los medios con una orientación exclusivamente tecnológica."
En esta obra fundamental, Hans Belting analiza los diversos tipos de imágenes, desde las del culto a los muertos de la Antigüedad hasta las imágenes "virtuales" contemporáneas, pasando por la fotografía y la teoría de la sombra en Dante, para centrar su atención en la praxis de la imagen, instaurando un paradigma distinto del establecido por el estudio de las técnicas de la imagen o de su historia.
La presente obra ofrece la primera historia coherente de la imagen sagrada en el cristianismo. Una historia que abarca 1200 años, desde las postrimerías de la Antigüedad, cuando los cristianos comenzaron a hacer uso de la imagen de culto «pagana», hasta entonces mal vista, hasta los comienzos de la Edad Moderna, cuando la imagen de culto cristiana entró en crisis. Durante más de un milenio, los iconos, las estatuas y las imágenes de altar se situaron en el centro del interés público, desempeñaron funciones simbólicas en la historia social, dieron testimonio de la verdad de la religión y del rango de las instituciones, y no se libraron de la destrucción. Y no se puede olvidar que las imágenes de culto presentan una estética propia, que el autor intenta reconstruir. Con sus más de 300 ilustraciones y el anexo de fuentes escritas sobre el uso y el abuso de las imágenes, Imagen y culto constituye un libro imprescindible para comprender la posición de la imagen en Oriente y en Occidente, así como la «aparición del arte» en la incipiente Edad Moderna.