El P. Bernard, sin ceñirse a los textos conocidos de las revelaciones a santa Margarita María de Alacoque —aunque por supuesto los tiene presentes y los aborda—, estudia el riquísimo dinamismo del movimiento simbólico captando todos los símbolos presentes en la escena de la Transfixión: el Costado abierto, la sangre, el agua… Ese momento histórico de la Transfixión es un acontecimiento de revelación. Así lo escudriña nuestro autor siguiendo la dinámica interna que el cuarto evangelista quiso imprimir a su evangelio. Las bellas citas de grandes autores espirituales antiguos y modernos que jalonan el texto destacan el carácter inagotable del Misterio del Corazón del Señor y la capacidad, también inagotable, de los corazones que aman para encontrar siempre nuevas imágenes para tratar de explicarlo.
Charles André Bernard, jesuita francés que murió repentinamente en 2001. Durante muchos años fue profesor de Espiritualidad en la Universidad Gregoriana y director del Instituto de Espiritualidad de esa universidad. Con sus escritos desempeñó un papel de destacada importancia en el campo católico en la orientación de los estudios sobre la vida espiritual y los místicos cristianos. Su contribución al papel del lenguaje simbólico en la expresión de la experiencia cristiana ha sido particularmente original y significativa.
Título original: Le Coeur du Christ et ses symboles. Traducción de la segunda edición italiana (Il Cuore di Cristo e i suoi simboli) por Pablo Cervera Barranco.
El autor, en esta obra, subraya siempre la imprevisibilidad de la vida y la singularidad del proceso místico cristiano: iniciativa del Dios personal, conocido y alcanzado ante todo a través del amor, exento de todo intento de una presentación sistemática de la vida mística.
Por otra parte aunque el P. Bernard ha limitado voluntariamente su estudio en esta obra "a la mística reconocida por la Iglesia Católica", la lucidez de sus análisis le permite hacer numerosas referencias esclarecedoras al Oriente cristiano y a los místicos nos cristianos.
En la primera parte del libro el lector hallará un análisis del significado de la actividad simbólica. Ya que como hemos mencionado, este campo es completamente nuevo para muchos, su comprensión requiere un esfuerzo, pues se trata de entrar en nuevas categorías especulativas.
A esta primera parte más teórica le sigue una larga descripción simbólica de la búsqueda de Dios. Esta segunda parte justifica plenamente el título del libro: Teología simbólica. Su lectura atenta permitirá comprender que, junto al lenguaje abstracto y conceptual que intenta expresar la realidad divina, existe otro que no menos que éste permite elaborar un discurso válido acerca de Dios, tal como lo revela la Biblia y es experimentado en la vida espiritual.