Nuestra vida natural se entremezcla constantemente con otras vidas: narradas, imaginadas, inventadas. Hoy más que nunca -dice Bodei-, en una sociedad poblada de modelos con los que identificarse, la ilusión de un yo autónomo se vuelve todavía más incierta y deriva en un sujeto que debe reinventarse constantemente.
Cuando sentimos que nuestra vida se ha quedado estrecha, que no nos basta con lo que somos, nos servimos de la imaginación como antídoto y guía. Gracias a la imaginación, podemos desafiar los condicionantes no elegidos y proyectar la existencia más allá de sus confines; podemos vivir otras vidas, que se alimentan no solo del encuentro con otras personas y situaciones reales, sino también de figuras y modelos procedentes de textos literarios y de los medios de comunicación.
Desde que los modelos con los que identificarse se han ampliado, poblándose de celebridades, la construcción de un yo autónomo se ha vuelto más incierta. En este contexto, Bodei nos invita a «crecer sobre sí y alejarse de sí»: apropiarnos de nuestra mejor parte y, a la vez, experimentar trayectorias alternativas. En el fondo, no existe un yo compacto, un todo unitario del que se pueda ser dueño absoluto. Cada uno de nosotros es el fruto de una continua reinvención de sí e interacción con los demás: es en la propia identidad donde crece la diferencia, con todas las dificultades, las ansias, los extravíos que esto comporta. Ser huéspedes de la vida quiere decir vivir en el límite entre interior y exterior, identidad y diferencia, sí mismo y otro.
«En los mejores casos –escribe Bodei− respecto a la vida realmente vivida, las vidas imaginadas resuenan como los armónicos naturales en la música, vibraciones que acompañan la nota fundamental, enriqueciendo su timbre.»
Esta obra única nos ofrece el instrumental necesario para reflexionar sobre la experiencia de un siglo denso, lleno de transformaciones. Reconstruye las coordenadas que orientan nuestros paisajes mentales y dibuja el mapa de los recorridos en los que la filosofía se cruza con otros saberes. Remo Bodei deja a un lado los dos modelos expositivos más difundidos: el de la historia lineal y el de la descripción de sistemas miniaturizados y aislados. Por el contrario, prefiere la representación de escenas teóricas compactas, a través de marcas conceptuales, en las que los protagonistas entrelazan de manera convincente sus argumentos, en un esfuerzo por aclarar problemas que también son los nuestros. “Busco una historia sin topos, sin clasificación en el orden temporal, pero donde dramatizo los problemas y los relaciono con los saberes más representativos del siglo XX; matemáticos, físicos y los derivados de la lingüística o de la antropología sobre todo: el problema de la globalización, de la ética planetaria, del encuentro de las culturas. Mi interés, por lo tanto, es por los escenarios, por el paisaje mental, por el mapa de los problemas”. Remo Bodei es catedrático de Historia de la Filosofía en la Universidad de Pisa.