Se ha dicho de la parábola del hijo pródigo que es un evangelio dentro del Evangelio. A través de ella, Nuestro Señor nos dirige una emotiva llamada a la conversión en nuestra vida cristiana. Ofrece tres reflexiones tomadas de los Evangelios; la primera, sobre la parábola del hijo pródigo; la segunda sobre la dracma perdida, y la tercera sobre el sentido de la frase de Jesús: "Ahí tienes a tu Madre". A la primera cuestión presta el autor máxima atención, partiendo del conmovedor relato evangélico, que se reproduce íntegramente, para después examinar los aspectos más significativos. Chevrot se muestra magistral en sus comentarios, de una sencillez asombrosa, que se introducen con suavidad dentro de la conciencia. En definitiva, una obra escrita con brevedad sorprendente, plena de matices humanos y sentido sobrenatural, que no debe faltar en ninguna buena biblioteca de libros de espiritualidad.
La Pascua cristiana es la más grande de las fiestas, la auténtica victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Chevrot lo saborea en estas páginas de mano de la Escritura y la Liturgia.
Existe cierto número de pequeñas virtudes que no causan ruidosa admiración; mas cuando están ausentes, las relaciones familiares se hacen tirantes y difíciles. Estas pequeñas virtudes son precisamente las que hacen soportable y agradable nuestra vida cotidiana. La vida familiar exige un gran número de pequeños deberes que a menudo suelen descuidarse, ya porque son numerosos, ya porque no parecen muy importantes. Chevrot ofrece en la presente obra una serie de charlas dedicadas a las pequeñas virtudes de los hogares: la cortesía, la humildad, la paciencia, la economía, la gratitud, la puntualidad, etc. Cada capítulo resume una experiencia. Sin trascendentalismos, con suprema sencillez, gracia, ternura y fervor apostólico, el autor expone las virtudes humildes que pueden conducirnos a una honrosa conducta de vida y una humana convivencia.