Las célebres Cartas del Lago de Como, de Romano Guardini (1885-1968), se publicaron en la revista alemana Schildgenossen de 1923 a 1925, y fueron por primera vez recopiladas en libro en el año de 1926. El gran pensador alemán de origen italiano expone en esta obra, redactada en Varenna, a orillas del Lago de Como, algunos de los problemas que más le preocupaban, como la crisis de la cultura, la relación entre el hombre y la naturaleza, el impacto de la técnica en la existencia humana y su expresión en el arte. El tono oscila entre la melancolía ante el riesgo de desaparecimiento de formas que apreciaba y la esperanza de una superación de los nuevos retos. Guardini desarrollaría sus ideas en escritos posteriores, pero estas Cartas del Lago de Como iban a ejercer un influjo impar en varias generaciones de universitarios, artistas y hombres de cultura, entre los que destacarían personalidades como el arquitecto Mies van der Rohe. Su valor histórico no resta trascendencia a las cuestiones señaladas ni encanto a la forma como son formuladas.
En estos tres escritos Romano Guardini reflexiona sobre el sentido y misión de la universidad. El núcleo de su mensaje consiste en recordar que la institución universitaria debe tender a la búsqueda de la verdad sin someterse a servilismo alguno, sea político, mercantil o burocrático. Desde la dramática experiencia de la Alemania de la primera mitad del siglo XX, Guardini advierte de los peligros de subordinar la verdad a otros fines y de la consiguiente necesidad de anclarla en la verdad trascendente.