La simbólica imagen de Benedicto XVI sembrando un cedro de la paz en el palacio presidencial libanés resume su extraordinario viaje apostólico al país de los Cedros del 14 al 16 de septiembre. De hecho, la frase de Jesucristo «la paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde» (Jn 14,27) ha sido no solo el lema del viaje del Papa al Líbano —y desde el Líbano a todo Oriente Medio—, sino también su verdadero hilo conductor, su proclama más reiterada, suplicada y explicitada. Todo ello sin olvidar que el motivo principal del viaje fue la firma y publicación de la Exhortación postsinodal Ecclesia in Medio Oriente.
Edición preparada por Jesús de las Heras Muela.
El viaje pastoral que Benedicto XVI realizó a México (del 23 al 26 de marzo) y a Cuba (del 26 al 28) pudo obedecer, sin duda, al carácter significativo y simbólico de ambos países, marcado esencialmente por sus magnitudes y realidades tan distintas y diversas. México y Cuba son, en efecto, dos «mundos» diferentes, con denominadores comunes y brújulas como la lengua, la fe cristiana y la Iglesia católica.
También con esta elección se puede visibilizar la opción del Papa por atender y por servir a todos: a los grandes y a los pequeños, a los ricos y a los pobres, a los emergentes y a los postrados.
Una importante obra donde se reúnen las audiencias y homilías con las que Benedicto XVI ha recorrido gran parte de las escenas del Evangelio. A través de ellas muestra la cercanía y profundidad de la figura y vida de Jesús de Nazaret. La fe de cada fiel cristiano se centra en la figura de Jesús de Nazaret: Él es la buena noticia, el Evangelio que pretende su seguimiento. Benedicto XVI, en sus audiencias y homilías -además de en su difundido trabajo teológico-, ha recorrido buena parte de las escenas del Evangelio mostrando su cercanía y profundización ante esa Palabra, con las que nos ilumina y nos señala -de alguna manera- su propio caminar espiritual con esos textos tan queridos por él.
El 11 de octubre de 2012 se cumplen cincuenta años de la inauguración del Concilio Vaticano II y veinte de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica por parte del papa beato Juan Pablo II. Con esta doble conmemoración en mente, el Papa Benedicto XVI ha querido convocar un "Año de la Fe" desde ese día hasta el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey y último día del año litúrgico. Se trata de "una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe", como lo fue, también, el Año que proclamara en 1967 el papa Pablo VI. La promulgación de este "Año de la Fe" es, pues, una llamada del Santo Padre a todos los cristianos a profundizar y afianzarse en la fe y a "hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó".
La Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid, del 16 al 21 de agosto, fue, según expresó el propio Benedicto XVI, «un acontecimiento eclesial emocionante. Cerca de dos millones de jóvenes de todos los continentes vivieron, con alegría, una formidable experiencia de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe: una verdadera cascada de luz. Doy gracias a Dios por este don precioso, que da esperanza para el futuro de la Iglesia: jóvenes con el deseo firme y sincero de arraigar sus vidas en Cristo, permanecer firmes en la fe, caminar juntos en la Iglesia».
Edición preparada por Jesús de las Heras Muela.
La tercera visita pastoral del papa Benedicto XVI a su Alemania natal, del 22 al 25 de septiembre, ha girado sobre cuatro ejes fundamentales: el encuentro con la comunidad católica, la propuesta cristiana al mundo de la increencia, el ecumenismo y el diálogo con la sociedad política. Su memorable periplo alemán por las localidades de Berlín, Erfurt y Friburgo fue fiel a lo que el propio Benedicto XVI afirmó en un mensaje televisivo en las vísperas de su viaje: los viajes papales «no son turismo religioso, ni un show», sino oportunidades evangelizadoras para mostrar la existencia, la grandeza, la belleza y la necesidad de Dios
El breve pero intenso viaje pastoral que el papa Benedicto XVI realizó a Croacia el 4 y 5 de junio de 2011 tuvo distintas motivaciones: en principio, presidir el I Encuentro Nacional de las Familias Católicas croatas; luego, reavivar y expandir las bien arraigadas raíces cristianas del país, alentando su presente y su futuro en medio de las nuevas encrucijadas derivadas de la crisis económica y moral y su próxima integración en la Unión Europea (UE); y, finalmente, contribuir a la sanación definitiva de las heridas de la guerra de hace dos décadas —precisamente en el vigésimo aniversario de la declaración de independencia del país— y servir a la paz, la integración, la concordia y la reconciliación
El papa Benedicto XVI realizó los días 6 y 7 de noviembre de 2010 un breve e intenso viaje apostólico a España, concretamente a las ciudades de Santiago de Compostela y Barcelona.
Y si hubiera que buscar una palabra que definiese la visita papal, esta sería «hermosura». Porque las treinta y dos horas de la presencia del Sucesor de Pedro en esta tierra e iglesia apostólica de España fue un espléndido, bello y hermoso ejercicio del encuentro, del servicio y del testimonio de la Iglesia en favor de la sociedad, en este caso la sociedad española, y desde ella para Europa y para la entera humanidad.
Esta obra, editada en varios volúmenes, reúne las enseñanzas de Benedicto XVI al Pueblo de Dios.
Su objetivo es compilarlas, difundirlas y perpetuarlas en el ámbito de la lengua española. Por esta razón, pretende ser una obra de referencia para el estudio, la investigación y la documentación del magisterio de Benedicto XVI. La edición está enriquecida con unos itinerarios teológicos-pastorales que ayudan a la lectura sistemática de los textos y a su organización, y con unos índices de consulta que facilitan notablemente el acceso a la documentación.
El viaje apostólico de Benedicto XVI al Reino Unido, del 16 al 19 de septiembre de 2010, fue un éxito, una gracia, un acontecimiento histórico repleto de escenas y discursos memorables, repleto, en suma, de esperanza. Su clave estuvo en su lenguaje sabio y sencillo, en sus hechos y en sus dichos, de corazón a corazón. Por todo ello, esta visita fue un viaje apasionante, un viaje misionero para transmitir la pasión por la verdad y la pasión por Dios, cuyo último gran acto fue la beatificación del cardenal John Henry Newman.