En este tomo aparecen los múltiples trabajos y estudios ampliamente dispersos realizados por Benedicto XVI sobre eclesiología y ecumenismo. Su gran número hace necesaria una división en dos volúmenes separados. Las contribuciones provienen de medio siglo de investigación científica y enseñanza. Son expresión de una teología viva, guía en el futuro, que en fecunda y tensa estructura desde la fe y la razón hace accesible la revelación de Dios en Jesucristo en su importancia para la Iglesia y el mundo. La teología quiere ser un servicio para los hombres en su búsqueda de la verdad de Dios y de la salvación.
Edición preparada por Pablo Cervera y Carlos Granados.
Comité científico de revisión de los textos: Manuel Aróztegui, Pablo Blanco, Olegario González de Cardedal y Gabino Uríbarri.
«De estudiante yo había leído mucho a san Agustín, por lo que me sentí capaz de trabajar ese tema en el tiempo prefijado. Söhngen seguramente esperaba que el 0trabajo pudiese confirmar su conjetura, proveniente del catecismo de Trento, de que “pueblo de Dios” era el concepto central de la eclesiología de san Agustín. En mi trabajo esa expectativa no se confirmó. En el Nuevo Testamento “pueblo de Dios” designa a Israel. San Agustín lo sabía, y mostró que los pueblos gentiles solo llegan a ser pueblo de Dios a través de su comunión con Cristo, el portador de la promesa, que solo pueden llegar a ser “pueblo de Dios” en el “cuerpo de Cristo”» (Benedicto XVI).
Traducida del original alemán (Joseph Ratzinger. Gesammelte Schriften. Volk und Haus Gottes in Augustins Lehre von der Kirche. Die Dissertation und weitere Studien zu Augustinus und zur Theologie der Kirchenväter) por José Mardomingo, Xabier Pikaza y José Ramón Matito; además de textos revisados de traducciones ya publicadas por Ediciones Encuentro, Editorial Herder y Ediciones Cristiandad.
En sus catequesis semanales desde el 15 de marzo de 2006 al 14 de febrero de 2007, el papa Benedicto XVI evocó las figuras de los doce apóstoles y de los primeros discípulos de Cristo, los santos y apóstoles Pablo, Esteban, Timoteo y Tito, Bernabé, Silas y Apolo, los esposos Priscila y Áquila, y las mujeres al servicio del Evangelio. Con el estilo sintético y asequible que le caracteriza, Benedicto XVI, a quien ya algunos llaman en Roma “el papa de las homilías”, presenta el cristianismo como un “estar con Jesús”, y por tanto la necesidad de conectar con aquellos a los que el mismo Dios encarnado eligió para que fueran “expertos en Jesús” y transmitieran el Evangelio. La tradición nos une –en la Iglesia y gracias a la sucesión apostólica– con esos primeros cristianos y cristianas a los que los apóstoles supieron transmitir una fuerza que transformó sus vidas y el mundo en que vivían. Tras la reflexión inicial sobre los apóstoles y la tradición, Benedicto XVI hace un ágil retrato de cada uno de ellos, con episodios de particular belleza, como el de la confirmación del primado de Pedro tras la resurrección. Termina evocando con familiaridad personajes de la primitiva cristiandad. Como es el caso de los apóstoles, aquéllos dan pie al autor para sacar punta ascética a las virtudes en que fueron ejemplares.
La presente obra del joven Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, exhaustivo tratado de eclesiología, se abre con un importante estudio sobre su historia, donde se establecen, los fundamentos de la pertenencia a la iglesia y se bosqueja la doctrina del primado. En la sección destinada a estudiar la Iglesia y sus oficios, se empieza viéndola en sus orígenes, remontándose para ello a la institución divina y examinándola luego a la luz de la teología paulina, como signo y misterio de fe. Se estudia más a fondo el problema de la pertenencia a la Iglesia, tomando como base los documentos del Magisterio, hasta llegar al concilio Vaticano II con su valiosa aportación a este respecto. Bajo nueva luz, Ratzinger, ahonda en los conceptos de primado y episcopado, y hace hincapié en la doctrina conciliar sobre la colegialidad de los obispos e implicaciones de esta doctrina. El destacado teólogo, entonces catedrático de Dogmática en la universidad de Ratisbona, establece las bases de una verdadera reforma en la Iglesia, comenzando por aquello que es esencial a toda auténtica reforma: la renovación interna del reformador, en este caso de cualquier cristiano. En suma, el libro aborda, con plena responsabilidad cristiana, las doctrinas que más impacto han causado sobre la estructura de la Iglesia y sus más urgentes adaptaciones.