Historia de la teología cristiana (750-2000) es un tratado que reúne las lecciones impartidas por el autor a lo largo de muchos años de docencia en la Universidad de Navarra. Abarca desde el fin de la era patrística hasta casi nuestros días. Son sus características particulares: que contextualiza los teólogos católicos, luteranos y reformados (y, en parte, también ortodoxos) en sus coordenadas culturales (principalmente filosóficas); y que no se limita a señalar las líneas generales de esas teologías, sino que estudia con detalle las tesis de los teólogos presentados, a partir de sus propias obras, sin obviar las influencias recibidas y la posterior repercusión. De este modo, los lectores podrán comprender las posiciones de los autores analizados y valorar la coherencia interna de tales aportaciones y su comunión con la tradición cristiana.
El sacramento de la penitencia y la reconciliación es uno de los mayores dones que Jesús ha hecho a su Iglesia. Gracias este sacramento el cristiano pecador que movido por el amor de Dios experimenta la necesidad de volver a él, obtener su perdón y renovar la propia vida, puede siempre ser liberado del yugo de muerte de sus pecados (cfr. Rom 6,16-18). Con este sacramento, en efecto, Jesús -el Hijo de Dios hecho hombre (cfr. Jn 1,1-18), Redentor del hombre y del mundo (cfr. 1 Tim 2,5-6; lJn 2,2)- mediante el ministerio sacer­dotal libera al pecador de la carga de sus culpas. Al realizar esta liberación le confiere de nuevo la gracia del amor divino que es el Espíritu Santo, colmándo­lo de la alegría que sólo Dios puede dar. Al mismo tiempo, lo reintegra a la plena comunión con el Padre celestial y con los hermanos en su Cuerpo Místi­co que es la Iglesia, de modo que pueda llevar sobre esta tierra la vida propia de los hijos de Dios.
La celebración del sacramento de la penitencia y la reconciliación es una de las tareas fundamentales de la Iglesia: está inscrita en el corazón mismo de su misión, que consiste en continuar a través de los siglos la obra salvadora del Señor (cfr. Jn 20,21-23). Llamando a los pecadores a la conversión y ofrecién­doles la reconciliación, muestra a sus hijos que en la vida del cristiano el pecado nunca es algo definitivo, y que siempre es posible obtener el perdón de Dios y alcanzar la victoria, con Cristo y en Cristo, sobre el poder del mal.
La finalidad del presente libro es contribuir a un mayor conocimiento del sacramento del perdón y de la alegría, que lleve a acoger con más amor el don de Cristo. Se esfuerza por conducir el discurso de modo rigurosamente teológico y a la vez accesible a los cristianos interesados en profundizar su formación doctrinal.
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A través de su teología del cuerpo, san Juan Pablo II reveló la belleza del plan divino sobre el amor humano. Descubre, en sesenta minutos, cómo el cuerpo humano —en su masculinidad y su feminidad— revela quiénes somos y cómo estamos llamados a vivir.
El concilio Vaticano II ha sido determinante para la vida y la teología del actual papa emérito Benedicto XVI. En su pontificado quiso hacer una referencia constante al concilio, hasta en el encuentro mantenido con los sacerdotes el día anterior a su renuncia. Era una parte importante de su legado teológico. Ahora que celebramos el sesenta aniversario de la inauguración del Vaticano II, tal vez sea una buena ocasión para recordar los vivencias y las ideas que unen al teólogo Ratzinger con el mayor acontecimiento eclesial de los últimos tiempos. En estas páginas recorreremos los distintos acontecimientos históricos en los que intervino el actual papa emérito, así como sus ideas teológicas y su propuesta respecto a la interpretación del evento conciliar.
En ese concilio participaron los últimos papas: Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, todos ellos canonizados. También el joven perito tuvo un papel importante en esa inmensa sinfonía del Espíritu que constituyen aquellas cuatro sesiones conciliares. El papa Francisco es igualmente "puro concilio", como decía un teólogo latinoamericano. En el discurso dirigido a los catequistas italianos el 30 de enero de 2021, tras citar a san Pablo VI, decía el papa argentino con su habitual lenguaje directo, refiriéndose al concilio y su hermenéutica: "El concilio es magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por tanto sigues el concilio, y si no sigues el concilio o lo interpretas a tu manera, como quieres, no estás con la Iglesia"
Este manual se propone que los estudiantes comprendan el método propio de la Teología pastoral, de manera que les impulse, acompañe y ayude a verificar las actividades evangelizadoras. Actividades que, en nuestro contexto multicultural y multirreligioso, requieren la fidelidad creativa a la enseñanza de Cristo. La misión evangelizadora y las acciones eclesiales que la realizan son colaboración con la acción de Dios Padre que, en su amoroso plan salvífico, atrae todo hacia sí, en Cristo y por el Espíritu Santo.
En la portada contemplamos una representación de la Trinidad: Dios Padre, el Espíritu Santo y Jesucristo Resucitado, los acompañantes más cercanos del vivir cristiano como hijos de Dios. Entronizados sobre la Iglesia, el Padre sostiene en sus manos el mapamundi como quien cuida la historia de los hombres y Jesucristo lleva la Cruz y muestra sus llagas con las que nos ofrece su Vida, para que vivamos como otros Cristos en medio del mundo. La Teología Espiritual es la teología de la vida espiritual, es decir, la existencia del cristiano transformada por su participación en la vida de la Trinidad a través de Cristo. Este manual de Teología Espiritual se merece el subtítulo de “Amar a Cristo, amar como Cristo”. El amor a Jesucristo nos une a su vida, nos convertimos en hijos de Dios y aprendemos a vivir como tales. El Espíritu nos hace otro Cristo, el mismo Cristo, de tal manera que somos capaces de amar como Jesús a Dios Padre sobre todas las cosas y al prójimo hasta dar la vida por los demás. En Jesucristo el Amor de Dios se ha difundido en nuestros corazones, para animarnos a la transformación del mundo edificando una civilización sobre el amor. Se realiza así la redención del universo dirigiendo la creación a su fin original de dar gloria a Dios. Una Teología espiritual con este referente define la vida cristiana como culto espiritual, a partir del amor de Dios. Así toda la vida forma parte de la relación con Dios, y puedo adorar no sólo en la liturgia, sino con toda la existencia (trabajo, amistad, diversión, etc.). La inseparabilidad del amor a Dios y al prójimo hace que la relación con Dios incluya a todas las personas: familia, amigos, conocidos, necesitados, etc., y al mundo: ecología, profesión, política, economía, cultura, etc. Es decir, que la vida de oración fecunda familia, trabajo, sociedad; pero también que la relación con familia, trabajo, sociedad, fecunda la oración. Esta Teología comprende la vocación cristiana como una misión a realizar en relación a Dios y al mundo, a partir de la caridad como compromiso personal con los demás hombres y con la historia. La santidad cristiana fundamentada en la caridad y la construcción de la sociedad forman una unidad inseparable. Pero esta unidad de verdad, libertad y amor sólo se puede realizar en la vida santa de los cristianos. Este es el mensaje que la Teología espiritual de hoy transmite: la belleza enriquecedora de la existencia cristiana.
A través de la familia discurre la historia del hombre, la historia de la salvación de la humanidad. Entre los numerosos caminos que la Iglesia propone para salvar al ser humano, la familia es el primero y más importante (GrS, 2). El matrimonio y la familia son instituciones diferentes, pero tan estrechamente unidas que, si separan, una y otra se desvanecen. La familia adquiere su configuración y dinamismo del matrimonio. Esa razón explica el desarrollo de estas páginas sobre el matrimonio y la familia en el plan de Dios. Sin olvidar el lenguaje técnico, este manual busca, con un lenguaje m s cercano y didáctico, ayudar a penetrar y difundir el tesoro doctrinal y pastoral que la Iglesia ha transmitido a lo largo de la historia.
Fundamentación de la teoría de la formación es un breve ensayo de Romano Guardini donde se indaga sobre el objeto de la ciencia pedagógica. En el contexto de la fragmentación del saber que ha caracterizado la modernidad, nuestro autor señala con claridad meridiana el origen y la necesidad de la pedagogía para posteriormente determinar el objeto de estudio de esta disciplina en la forma (Bild) del hombre. Qué sea esta forma (Bild) y cómo debe educarse (Bildung) es tarea de la pedagogía y llevarla a cabo labor del educador.
El libro, teniendo como hilo conductor la historia de la salvación, aborda las cuestiones centrales del matrimonio cristiano. ¿Qué significa vivir el proyecto de Dios sobre el matrimonio en una sociedad abierta y plural?
Desde la perspectiva dogmático-moral y canónica se consideran las cuestiones y problemas que se plantea hoy a los matrimonios y familias: la naturaleza y características del amor conyugal; el hombre y la mujer, protagonistas de la preparación y celebración del matrimonio; los esposos, sujetos de la vocación matrimonial a la plenitud de vida cristiana; la paternidad y maternidad responsables; el cuidado y la educación de los hijos; las situaciones difíciles e irregulares en la vida matrimonial; la participación de la familia en la vida de la Iglesia y el desarrollo de la sociedad, etc.
Dirigido a los interesados por el matrimonio y la familia: los casados; los que se preparan para el matrimonio; los responsables de la pastoral familiar; y, de manera particular, a los que cursan estudios de teología.
S. Juan Pablo II (1978-2005) nos ha dejado un valioso legado sobre el trabajo que abarca aspectos antropológicos, éticos y espirituales. Los desarrolló en discursos, homilías, alocuciones, encíclicas, libros y, sobre todo, en la encíclica Laborem exercens (1981). El presente volumen revisa y presenta de modo sistemático estas enseñanzas a partir de una revisión exhaustiva de textos.
Las enseñanzas de este Papa muestran continuidad con sus antecesores en la Sede Apostólica a la vez que presentan innovaciones y valiosos desarrollos. S. Juan Pablo II armoniza el rigor conceptual con aspectos muy prácticos que animan a trabajar descubriendo el valor humano y cristiano del trabajo, más allá de su valor económico y su relevancia sociológica.
En estas enseñanzas destacan la centralidad de la persona, verdadero sujeto del trabajo, la cual sirve a los demás y se realiza trabajando. Más aún, con la ayuda de la gracia de Dios, el trabajo deviene un medio para relacionarse con la Trinidad Beatísima y para crecer en santidad.
El libro muestra el contraste entre los enfoques del S. Juan Pablo II y las ideologías que reducen el trabajo a los resultados productivos obtenidos. Son unas enseñanzas que, en opinión del autor, son plenamente vigentes también ante los cambios introducidos por las nuevas tecnologías para logar un trabajo plenamente significativo.
Desde la perspectiva de la persona el libro trata de aquellas conductas que, referidas más directamente a la persona como sujeto singular, sirven para su realización personal en conformidad con el designio salvador de Dios.
La consideración de la persona «en Cristo» permite, a su vez, concebir la conducta como respuesta del hombre a la vocación a realizarse como hijo de Dios en los distintos ámbitos de la existencia.
Para determinar los ámbitos en torno a los que cabe ordenar el estudio del comportamiento moral, se ha optado por atender a aquellos bienes fundamentales a los que por naturaleza tiende la persona: la vida, la sexualidad, la relación con los demás o la vida en sociedad y la verdad.
Más que la determinación de unas normas de conducta que señalen cómo se debe actuar, se centra el interés en mostrar el tipo y calidad de acciones capaces de llevar a la persona a realizarse como tal.
Plantear las cuestiones que afectan al sentido de la vida, desde los fundamentos antropológicos comunes a todos los hombres, cualesquiera que sean sus creencias o convicciones, es una perspectiva cada vez más necesaria.
Este libro trata de lo básico para entender a la persona humana, varón y mujer, y para comprender el amor. Dos realidades profundamente entrelazadas, pues solo amar da sentido pleno a la vida humana. Viviendo el amante la vida del amado, como si de la propia se tratase, y correspondiendo el amado a su amante con igual predilección, ambos abren entre sí el ser una sola vida, una historia común, en la que el yo y el tú, sin evaporarse ni anularse, se trascienden en un nosotros.
Amar es la experiencia culminante del ser personal. Es nuestro más fiel y profundo retrato, pues estamos hechos para amar. No hemos inventado el amor, pero hemos sido invitados a su fiesta. Nos revela a cada uno en lo que es, en lo que podría y debería ser, y también en lo que de hecho vive con sus grandezas, limitaciones y miserias. De la misma forma aprendemos a vivir viviendo, aprendemos a amar amando. Y ayudarnos unos a otros en tan fascinante tarea es servicio y responsabilidad que nos debemos, si queremos que unos con otros darnos una vida lograda.