El misterio central del cristianismo, Dios Uno y Trino, que se revela definitivamente en Jesucristo, es la cuestión más vital de toda la teología y la cuestión más radical de la existencia humana. En la inefable comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en un acto eterno de inteligencia y amor, se encuentra la última razón de nuestra vida.
Este manual trata de responder a la pregunta sobre Dios, inscrita en el corazón humano, presentando de forma ordenada los contenidos básicos de cuanto la Sagrada Escritura, la Tradición de la Iglesia y el pensamiento teológico han dicho sobre Dios Uno y Trino.
Lucas Francisco Mateo Seco († 2014) fue Profesor Ordinario de Teología Dogmática de la Universidad de Navarra y autor de numerosas publicaciones. En 2008 recibió la Medalla de Oro de la Universidad de Navarra como reconocimiento a su trabajo teológico y sacerdotal al servicio de la Iglesia y la Universidad.
Miguel Brugarolas es Profesor de Teología Dogmática de la Universidad de Navarra y miembro del Consejo editorial de la revista Scripta Theologica.
El gran desarrollo de la teología del Espíritu Santo tuvo lugar en el siglo IV en Oriente, y fue protagonizado por San Basilio de Cesarea, San Gregorio de Nacianzo y San Gregorio de Nisa. Fueron ellos quienes, frente a las corrientes que negaban la divinidad del Hijo y del Espíritu, construyeron una teología trinitaria y pneumatológica que permitió la afirmación definitiva de la Trinidad Personal en la Unidad de Dios. Su profundización en la teología del Espíritu Santo da razón progresivamente de su «divinidad», para pasar después a la consideración de su «procesión» y su «theologia». Su aportación es tan importante que puede tomarse como auténtico background de la enseñanza del Concilio I de Constantinopla (381) y como fermento de los ulteriores desarrollos de la pneumatología que alcanzan hasta nuestros días. Miguel Brugarolas presenta en esta obra cuanto estos tres Padres de la Iglesia creyeron, pensaron y dijeron sobre el Espíritu Santo y su lugar en el interior de la Trinidad, uniendo la investigación histórica con el análisis de la coherencia de su pensamiento, de la akolouthía teológica a la que daban tanta importancia. El autor ofrece así, un estudio de la pneumatología del siglo IV griego comenzando por San Basilio y el primer tratado sobre el Espíritu Santo, hasta la formulación más rica y acabada de la pneumatología, sellada por San Gregorio de Nisa.