Los padres perfectos no existen. De hecho, no es la perfección lo que se busca en las relaciones afectivas, en particular en las relaciones entre padres e hijos. Todos tenemos en ocasiones comportamientos erróneos o irracionales. Somos seres humanos, cada cual con sus deseos y sus necesidades, que pueden entrar en conflicto con los de las personas a las que queremos. No hay nada malo en ello, y hay que aceptar el hecho de que toda convivencia supone algún que otro conflicto y alguna negociación. Sin embargo, hay límites que no se deben traspasar en la relación con los demás: los hijos deben aprender a reconocerlos, porque es para ellos una ocasión para crecer y madurar, y los padres deben enseñarlos.
Jesper Juul muestra cómo conjugar de un modo equilibrado proximidad y distancia, y ayuda a clarificar el proceso educativo en una sociedad en la que se han derrumbando muchas de las antiguas certezas en el terreno de la pedagogía y muchos padres tienen dificultades para dosificar autoridad e igualdad, respeto y responsabilidad.
El presente texto nace del profundo respeto hacia una generación de padres que trata de desarrollar su rol paterno de dentro hacia fuera, partiendo de sus propios pensamientos, sentimientos y valores, porque ya no hay ningún consenso cultural y objetivamente fundado al que recurrir; una generación que al mismo tiempo ha de crear una relación paritaria de pareja que tenga en cuenta tanto las necesidades de cada uno como las exigencias de la vida en común.
Jesper Juul nos muestra que, en beneficio de todos, debemos definirnos y delimitarnos a nosotros mismos, y nos indica cómo hacerlo sin ofender o herir a los demás, ya que debemos aprender a hacer todo esto con tranquilidad, sabiendo que así ofrecemos a nuestros hijos modelos válidos de comportamiento. La obra no trata de la necesidad de imponer límites a los hijos, sino que se propone explicar cuán importante es poder decir no, porque debemos decirnos sí a nosotros mismos.
La obra que el lector tiene en sus manos analiza esa experiencia que solemos denominar locura, esquizofrenia o psicosis, la cual se halla presente en todas las sociedades y, hasta donde alcanza nuestro conocimiento, en todas las épocas, ya que la tendencia de la mente a desviarse de lo que una sociedad determinada considera «normal» y aceptable, junto con la propensión del resto de los miembros de dicha sociedad a sancionar estas desviaciones, es uno de los aspectos centrales de la naturaleza humana.
Sin subestimar la importancia de las manifestaciones del fenómeno –las alucinaciones, las ideas delirantes y los trastornos cognoscitivos–, Jim Geekie y John Read abordan en esta obra las experiencias subjetivas, una cuestión fundamental y tradicionalmente relegada por los estudios, ya que consideran que los individuos que experimentan la locura están capacitados para realizar comentarios únicos sobre dicha experiencia y pueden ofrecer una contribución importante a nuestra comprensión de la misma.
El sentido de la locura es una lectura esencial para los profesionales de la salud mental, así como para los pacientes y para sus familiares.
¿Están Oriente y Occidente, como se insiste en muchas ocasiones, condenados a no encontrarse jamás? ¿Es el diálogo entre ambas culturas imposible? Jacques Scheuer trata de responder a estas cuestiones a través de doce exploraciones, en otros tantos capítulos, que trazan un movimiento de ida y vuelta. No encontrará el lector aquí una exposición académica de la historia del budismo y de sus diferentes ramas ni una comparación entre dos productos, budismo y cristianismo, puestos a disposición del consumidor, sino que en cada exploración, una palabra, una parábola, una imagen o un personaje de la tradición budista nos invitarán a descubrir este mundo espiritual.
El autor acerca al lector a la esencia del mensaje budista, cuyo riguroso análisis de la condición humana y cuya búsqueda profunda del despertar y de la liberación distan mucho de la imagen distorsionada de una doctrina nihilista que nos ofrecen algunos clichés recurrentes. El objetivo de Scheuer es que este descubrimiento del otro se convierta en un viaje de ida y vuelta hacia una compresión siempre inacabada del camino espiritual que nos propone la fe cristiana, hacia una hospitalidad entre ambas culturas que haga madurar el fruto del reconocimiento.
Clásico de la literatura universal, El príncipe es un tratado de doctrina política redactado por Maquiavelo en 1513, cuando el retorno al poder de los Médicis lo había condenado al ostracismo. He aquí la versión manga de esta obra que aborda la complejidad de la política y la esencia del poder y que ha ejercido una enorme influencia en la cultura occidental.
«Los distintos ensayos [reunidos en esta obra] representan un corte transversal a través de temas que me ocuparon durante muchos años. Son aquellos que han dominado mi filosofar desde que se alejó de la hermenéutica del pasado para centrarse en problemas modernos y contemporáneos, como la filosofía de la biología, la antropología, la crítica a la ciencia, la técnica y la ética.
La conexión temática señalada queda manifiesta en las contribuciones incluidas en la primera y la segunda parte, ya que se mantienen todas ellas dentro del ámbito de la experiencia y de lo demostrable. Las de la tercera parte van más allá. Al ocuparse de la pregunta por Dios entran en el ámbito de lo no conocible y se les puede negar el calificativo de ‘filosóficas’ […]. Pero sigue siendo inextinguible el derecho de aquellos espíritus que se sienten empujados a llevar su preguntar incluso allí donde este ya solo puede esperar respuestas adivinatorias y expresables en circunscripciones figuradas.»
Hans Jonas
Este conjunto de ensayos introduce al lector en la terapia breve, un modelo de trabajo terapéutico desarrollado a finales de la década de los sesenta del pasado siglo por un grupo de investigadores del Mental Research Institute de California, conocido internacionalmente como el grupo de Palo Alto; un modelo centrado en la resolución de problemas en tiempo breve, avalado epistemológicamente por la Teoría General de Sistemas, la cibernética y el constructivismo.
El título de la obra –Terapia Breve: filosofía y arte– parece más que apropiado para definir los componentes del modelo: filosofía, porque no se trata solo de una herramienta terapéutica, sino también de un modelo de conocimiento, y arte, porque las técnicas y estrategias desarrolladas estructuran la labor del terapeuta como una danza de restricciones y avances, de sutilezas y alevosías, que se condensan en la sesión terapéutica con el objetivo del cambio; el arte de la resolución de problemas humanos complicados mediantes soluciones aparentemente simples, las cuales se apoyan en realidad en una teoría compleja y avanzada.
La presente obra de Gianni Vattimo, padre del pensamiento débil y una de las figuras clave de la posmodernidad, se divide en tres partes. En la primera, el autor expone los motivos por los que su visión de la práctica filosófica, aunque se distancie de la ciencia, no persigue en absoluto parecerse a la literatura, a la sociología, a la ciencia de la cultura ni a cualquier otra forma de expresión con pretensiones artístico-literarias; la filosofía es «distinta» de las ciencias (exactas o de la naturaleza) y de las humanidades o del arte precisamente por estar profundamente comprometida e implicada en las problemáticas de fondo implícitas en cada una de estas ciencias. En segundo lugar, el autor especifica su interpretación del concepto de verdad, pero más que de la verdad como adecuación habla de «fidelidad» a un ser que es ante todo evento, y a un sujeto que es ante todo diálogo (participación). Finalmente, la última sección del texto, sobre responsabilidad, vocación y destino en filosofía, nos suministra una clave para comprender las tensiones de la práctica filosófica contemporánea entre históricos y teóricos, entre filósofos-periodistas y filósofos-profesores, entre la especialización filosófica y la misión del filósofo como «funcionario de la humanidad».