El libro recoge una serie de discursos de santo Tomás de Aquino ordenados según el propio autor: lo que se ha de creer (el Símbolo de los Apóstoles); lo que se ha de desear (el Padrenuestro y el Avemaría); y lo que se ha de poner en práctica (los Mandamientos de la Ley de Dios).
En un libro más cercano al lenguaje oral que al escrito, el autor reúne doce lecciones dirigidas a universitarios de todos los saberes, y les presenta con sencillez al Tomás de Aquino más pensador. Al tratarse de alguien que ha sido considerado durante siglos como el “Doctor universal” del cristianismo, describir su fisonomía intelectual parece indispensable, por su enorme aportación a los fundamentos de nuestra cultura.
Sus páginas tratan cuestiones tan actuales como la importancia de respetar la argumentación contraria, la degeneración del discurso público, la enseñanza como forma de vida espiritual, la sobriedad del lenguaje como máxima apertura a la realidad, la coordinación entre lo natural y sabido con lo sobrenatural y creído, la secularidad, Occidente como proyecto histórico, la relación entre filosofía y teología, etc.
Hay personas cuyas vidas pueden explicarse desde una sola coordenada vital o un solo rasgo del propio carácter, que ha llegado a ser eje central de su existencia. Es el caso de la amistad de san Agustín. Algunas vidas pueden explicarse desde una sola coordenada vital o un solo rasgo de su carácter, que llega a ser eje central de su existencia. Este es el caso, según Teófilo Viñas, de san Agustín. La amistad puede explicar todo lo que hizo y vivió aquel hombre extraordinario. En una primera parte aborda cómo definía y vivía él la amistad, y cómo esta fue madurando desde su niñez hasta su ordenación sacerdotal en el año 391. La segunda parte ofrece, a través de sus cartas, una hermosa panorámica de la amistad que mantuvo con numerosas personas, también con quienes no compartían su fe. TEÓFILO VIÑAS ROMÁN, O.S.A. (Andavias, Zamora) es doctor en Teología por la Universidad de Salamanca, fue ordenado sacerdote en 1956 y es un reconocido experto sobre la doctrina y la obra de san Agustín. Es autor de numerosos libros y artículos de investigación y desde 2003 es director de la revista La Ciudad de Dios.
Introducción a algunos Padres de la Iglesia, con la ayuda de una antología de sus principales textos. La selección trata de subrayar los aspectos bíblicos de textos que suponen una continuación natural de la Escritura. A menudo se trata de textos contemporáneos al Nuevo Testamento, aunque no se les considere dentro del canon de libros inspirados incluidos en la Biblia.
Será de gran ayuda para el estudiante y para todo el que busque profundizar en autores como san Ignacio de Antioquía, san Justino, Tertuliano y Orígenes, san Atanasio, san Juan Crisóstomo, san Isidoro de Sevilla o san Agustín, entre otros.
Jerónimo Leal es profesor de Patrología en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Es doctor por el Instituto Patrístico Augustinianum de Roma, donde también desarrolla tareas docentes. Es autor de varios libros, como La antropología de Tertuliano; Tertuliano, a los paganos. El testimonio del alma; Actas latinas de los mártires africanos; Credibile... quia ineptum: Tertuliano y el problema de la interpretación, etc. Con Rialp ha publicado Los primeros cristianos en Roma.
A veces se habla de los primeros cristianos como un ejemplo adecuado para los cristianos corrientes de nuestros días: por su naturalidad, su testimonio de fe fuertemente contagiosa, su vida ordinaria en la familia y en el trabajo, como el resto de la gente de su tiempo... En este breve volumen el autor nos descubre cómo era un día corriente en la Roma antigua y cómo vivían su fe aquellos primeros seguidores de Jesucristo, llevando a cabo la hospitalidad cristiana, el trabajo propio de su condición, el descanso y la liturgia, la catequesis y la asistencia social, etc. El texto da a conocer cómo eran los lugares de culto, y dedica una mención especial al papel de la mujer cristiana.
Jerónimo Leal es profesor ordinario de Patrología y director del Departamento de Historia de la Iglesia en la Pontificia Università della Santa Croce (Roma). Colabora también, en calidad de invitado, con el Instituto Patrístico «Augustinianum». Entre sus publicaciones en castellano cabe destacar Tertuliano, A los paganos. El testimonio del alma y Actas latinas de mártires africanos (ambas publicadas por Ciudad Nueva).
La Suma Teológica es la obra más madura de Tomás de Aquino, y la más famosa de toda la teología medieval. Su autor subraya en ella las propiedades del ser (unidad, verdad, bondad y belleza), y la primacía de la libertad humana como marco de su pensamiento. Se selecciona en este pequeño volumen varios de sus mejores textos antropológicos, de gran influencia en la historia del pensamiento universal.
Tomás de Aquino (1224-1274) es considerado uno de los grandes filósofos y teólogos de todos los tiempos. Perteneció a la Orden de Predicadores, promovió la filosofía aristotélica y enseñó Teología en la Universidad de París. Es autor, en especial, de la Summa Theologiae y de la Summa contra gentiles. Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia católica.
El Tratado sobre la oración es una obra escrita en la época de madurez de Orígenes, y su contenido se ofrece como doctrina bien sazonada. El cuerpo del libro lo constituye una explicación científica del Padrenuestro, precedida y seguida de unas consideraciones generales sobre la oración ofrecidas con un acertado método expositivo. Es el primer libro de este género dentro de la literatura cristiana.
Orígenes (185-253) es sin duda el representante más preeminente de la escuela Alejandrina. Su vida tiene dos etapas bien definidas: en la primera ejerció como director de la escuela con sede en Alejandría, y predicaba las Escrituras siendo él seglar. Después de varios incidentes, abandonó Alejandría y se estableció en Cesarea de Palestina, donde inició su segunda etapa al frente de una escuela fundada y dirigida por él.
Rasgos característicos de Orígenes son su interés por el estudio de la Sagrada Escritura, que trasciende toda su obra, y su formación filosófica. Ese profundo conocimiento lo transmite a través de dos cauces: sus Homilias y sus Comentarios. Su producción literaria es tan variada como fecunda: se habla de más de 2.000 libros; pero la mayor parte no ha llegado hasta nosotros.
Este libro es un canto a la caridad, y una invitación para amar a Jesucristo, en humilde correspondencia al amor que Él nos ha mostrado y nos muestra con su Pasión, y al quedarse como alimento en la Eucaristía.
La mayor parte del libro está dedicada a exponer el íntimo sentido de las dotes de la caridad, que describe San Pablo, y con ese espíritu, el autor llama a amar a Cristo con todas sus consecuencias. Porque quien ama al Señor ama la mansedumbre; huye de la envidia y de la tibieza; es humilde y no se ensoberbece; no se apega a nada de lo creado y no ambiciona más que a Jesucristo; no se irrita contra el prójimo, y todo lo sufre por el Señor, especialmente la pobreza, las enfermedades y los desprecios. En suma, sólo quiere lo que quiere Cristo, cree cuanto Él ha dicho, y todo lo espera de Él.
Alfonso María de Ligorio nació en Marianella, junto a Nápoles, en 1696, en el seno de una familia de abolengo originaria de España. Cursó estudios de derecho, y ejerció con brillantez la abogacía hasta que, en 1723, sintió la llamada de Dios para el sacerdocio. Fue ordenado en 1726 y se consagró por entero a su tarea pastoral.
En 1732 fundó la Congregación Misionera del Santísimo Redentor (redentoristas), y más tarde fue nombrado obispo. Se desvivió por revitalizar la piedad sacerdotal y por cuidar la formación de los seminaristas, y promovió sin descanso el compromiso de los laicos con la fe. Murió en 1787.
Canonizado en 1839, fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1871.
Quien esté familiarizado con Chesterton sabrá que sus biografías no son nada convencionales. Es este caso, concluye la vida de santo Tomás en el capítulo 5, cuando todavía queda un tercio de la obra, cosa lógica si hay que debatir con nuestro propio tiempo. Estamos ante un libro de filosofía, de historia, de antropología, de sociología del conocimiento y de crítica cultural, además de una delicia intelectual. Bien se dijo de Chesterton que era un maestro de la paradoja, porque este es un libro sobre nuestro tiempo, tanto o más que sobre la Edad Media.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) es considerado uno de los narradores más brillantes e ingeniosos de la literatura anglosajona. Crítico, novelista y poeta, trabajó como periodista y fundó su propio semanario, G. K’s Weekly. A su lucidez y habilidad con el lenguaje para crear relatos se suma su fina ironía y su agudo sentido del humor, que lo convierten en un maestro en el uso de la alegoría y de la paradoja. Se convierte al catolicismo en 1922, y escribe entonces las biografías de san Francisco de Asís y de santo Tomás de Aquino.
Egeria es una dama cristiana del siglo IV, viajera y escritora romana, parece que originaria de la provincia de Hispania y probablemente emparentada con el emperador Teodosio el Grande. De ascendencia noble, gozaba de una posición económica acomodada y de una cultura notable. Sus escritos revelan una profunda religiosidad y gozan también de un valor inestimable por su antigüedad, su frescura y su contribución a la arqueología.
En el año 378 inicia una peregrinación a los Santos Lugares, y anota en sus escritos tanto las peripecias del viaje como la descripción de las ceremonias litúrgicas a las que asiste durante su expedición. Este volumen incluye solo la crónica viajera. Egeria sigue las huellas de Moisés, a dieciséis siglos de distancia de lo narrado en el libro del Éxodo. Recorre Egipto, Palestina y Mesopotamia, y también Asia Menor y Constantinopla. Sin pretensión literaria, ayuda al lector a conocer mejor la cuna de la cultura judeocristiana.
Siempre se ha considerado gigante el legado intelectual y espiritual de Agustín de Hipona, por su capacidad de tratar sobre lo que más interesa al ser humano. Es el Padre de la Iglesia más influyente y, a pesar de vivir en el s. V, sus escritos mantienen una asombrosa actualidad. Es el autor más citado en el Concilio Vaticano II y en el Catecismo de la Iglesia Católica.El autor nos ofrece una valiosa síntesis sobre el patrimonio espiritual de san Agustín, deteniéndose de modo especial en la caridad, la oración y la gracia.