En este libro se contempla el Concilio Vaticano II (1962-1965) como palabra del Espíritu para el Año de la fe. Está concebido a la manera de un tríptico, es decir, subdividido en tres paneles engarzados entre sí por su unidad temática.
El primer panel ofrece el relato teológico de la asamblea eclesial, trazado con la ayuda del diario aún inédito del jesuita Otto Semmelroth. El lugar central lo ocupa la reflexión de Juan Pablo II, que presenta su cuerpo doctrinal como un enriquecimiento de la fe; este padre conciliar, tras haber sido elegido Papa, redactó un comentario de conjunto presidido por la voluntad de ofrecer una iniciación al misterio del Vaticano II. El tercer panel expone la visión del dominico Edward Schillebeeckx, representante de una interpretación del Concilio que da prioridad al espíritu del acontecimiento sobre la doctrina de los documentos.
Relato, misterio, espíritu. Al hilo de estos tres vocablos fluyen tres aproximaciones complementarias al complejo fenómeno histórico del Vaticano II que adoptan las formas sucesivas de la narración, la iniciación o mistagogía y la interpretación.
«La anual liturgia del Adviento es el tiempo más parecido al espíritu del Concilio» (TMA 20). Este libro ve la luz pretendidamente en este tiempo litúrgico y en este otoño que ha acogido en su regazo el Año de la fe, que ha comenzado coincidiendo con el cincuenta aniversario de la inauguración solemne del Vaticano II.
SANTIAGO MADRIGAL (1960) es jesuita, profesor de Eclesiología, Teología ecuménica e Historia de la Teología en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid). En este nuevo libro prolonga una línea de investigación centrada en el estudio del Concilio Vaticano II y sus protagonistas: Vaticano II: remembranza y actualización. Esquemas para una eclesiología (Santander 2002); Memoria del Concilio: diez evocaciones del Vaticano II (Madrid 2005); Karl Rahner y Joseph Ratzinger, tras las huellas del Concilio (Santander 2006); Iglesia es caritas: la eclesiología teológica de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI (Santander 2008); Tiempo de concilio. El Vaticano II en los escritos de Yves Congar y Henri de Lubac (Santander 2009). Santiago Madrigal es miembro de la Real Academia de Doctores de España.
Edición dirigida por Luis Alonso Schökel. Prólogo de mons. Fernando Sebastián Aguilar.
Colaboradores: L. Alonso Schökel, A. Antón, A. Mª Artola, J. F. Ashton, R. Boada, J. Cárdenas, J. Colomer, F. García Martínez, P. Heitmann, R. Jacob, P. Lengsfeld, J. Mouroux, F. Pastor, J. P. Richard, G. Ruiz, J. R. Scheifler, C. Soltero, J. A. Ubieta
Dirigido por el recordado profesor y escritor Luis Alonso Schökel, la seriedad científica, profundidad teológica, precisión terminológica, estilo y unción de las colaboraciones que reúne este volumen sobre los comentarios a la constitución conciliar Dei Verbum hacen que continúe siendo actual y que su lectura nos resulte todavía interesante y sugeridora. Además, estos estudios que ahora vuelve a ofrecer la BAC pueden ayudarnos a comprender mejor el alcance y la oportunidad de la más reciente exhortación apostólica de Benedicto XVI Verbum Domini, en la que actualiza y desarrolla el contenido de aquella.
1.ª ed. en rústica de la misma obra publicada en en esta colección en tela (enero de 1969).
OTRAS
Edición preparada por Jesús de las Heras Muela.
El viaje pastoral que Benedicto XVI realizó a México (del 23 al 26 de marzo) y a Cuba (del 26 al 28) pudo obedecer, sin duda, al carácter significativo y simbólico de ambos países, marcado esencialmente por sus magnitudes y realidades tan distintas y diversas. México y Cuba son, en efecto, dos «mundos» diferentes, con denominadores comunes y brújulas como la lengua, la fe cristiana y la Iglesia católica.
También con esta elección se puede visibilizar la opción del Papa por atender y por servir a todos: a los grandes y a los pequeños, a los ricos y a los pobres, a los emergentes y a los postrados.
Historia y actualidad del Concilio Vaticano II. ¿Qué queda del concilio Vaticano II cuando está próximo a cumplirse el 50 aniversario de su inauguración? ¿En qué medida sus orientaciones de fondo han de seguir marcando la hoja de ruta de la Iglesia católica? ¿En qué ámbitos de la vida eclesial no se ha producido aún una aplicación suficiente de sus directrices? Este libro intenta dar una respuesta razonada a estos interrogantes desde el firme convencimiento de que el estudio del concilio Vaticano II es un requisito indispensable para conocer e interpretar la situación del catolicismo romano actual. Esta obra ha nacido con la intención primaria de contrarrestar el olvido de este concilio por parte de las nuevas generaciones de cristianos.
Nueva edición
Bajo la dirección de Andreas R. Batlogg y Albert Raffelt
Con motivo del cincuentenario de la inauguración del Concilio Vaticano II, presentamos este texto de enorme vigencia, escrito por Karl Rahner a propósito de la clausura del evento y publicado por primera vez en 1966. En él, el autor expresa su convicción de que el Concilio es sólo la preparación del verdadero y más decisivo comienzo para la Iglesia, el de un proyecto para llevar a la realidad y a la práctica el espíritu y la letra de las discusiones conciliares.
Esta nueva edición se complementa con una introducción del cardenal Karl Lehman y un instructivo epílogo a cargo de los editores, Andreas R. Batlogg y Albert Raffelt, quienes analizan y contextualizan la obra.
«Constantemente tocamos la sinfonía inacabada de la gloria de Dios y nunca pasamos del ensayo general. Pero no por ello es vano, no por ello carece de sentido todo esfuerzo, toda reforma, siempre inconclusa e inconcluible.»
Karl Rahner
Una importante obra donde se reúnen las audiencias y homilías con las que Benedicto XVI ha recorrido gran parte de las escenas del Evangelio. A través de ellas muestra la cercanía y profundidad de la figura y vida de Jesús de Nazaret. La fe de cada fiel cristiano se centra en la figura de Jesús de Nazaret: Él es la buena noticia, el Evangelio que pretende su seguimiento. Benedicto XVI, en sus audiencias y homilías -además de en su difundido trabajo teológico-, ha recorrido buena parte de las escenas del Evangelio mostrando su cercanía y profundización ante esa Palabra, con las que nos ilumina y nos señala -de alguna manera- su propio caminar espiritual con esos textos tan queridos por él.
El 11 de octubre de 2012 se cumplen cincuenta años de la inauguración del Concilio Vaticano II y veinte de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica por parte del papa beato Juan Pablo II. Con esta doble conmemoración en mente, el Papa Benedicto XVI ha querido convocar un "Año de la Fe" desde ese día hasta el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey y último día del año litúrgico. Se trata de "una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe", como lo fue, también, el Año que proclamara en 1967 el papa Pablo VI. La promulgación de este "Año de la Fe" es, pues, una llamada del Santo Padre a todos los cristianos a profundizar y afianzarse en la fe y a "hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó".
La Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid, del 16 al 21 de agosto, fue, según expresó el propio Benedicto XVI, «un acontecimiento eclesial emocionante. Cerca de dos millones de jóvenes de todos los continentes vivieron, con alegría, una formidable experiencia de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe: una verdadera cascada de luz. Doy gracias a Dios por este don precioso, que da esperanza para el futuro de la Iglesia: jóvenes con el deseo firme y sincero de arraigar sus vidas en Cristo, permanecer firmes en la fe, caminar juntos en la Iglesia».
«Es preciso volver al confesionario, como lugar en el cual celebrar el sacramento de la reconciliación, pero también como lugar en el que “habitar” más a menudo, para que el fiel pueda encontrar misericordia, consejo y consuelo, sentirse amado y comprendido por Dios y experimentar la presencia de la misericordia divina, junto a la presencia real en la eucaristía».
Con estas palabras, el Santo Padre Benedicto XVI se dirigía durante el reciente Año Sacerdotal a los confesores, indicando a todos y cada uno la importancia y la consiguiente urgencia apostólica de redescubrir el sacramento de la reconciliación, tanto en calidad de penitentes como en calidad de ministros.
Junto a la celebración eucarística diaria, la disponibilidad a la escucha de las confesiones sacramentales, a la acogida de los penitentes y, cuando sea requerido, al acompañamiento espiritual son la medida real de la caridad pastoral del sacerdote y, con ella, testimonian que se asume con gozo y certeza la propia identidad, redefinida por el sacramento del orden y que nunca se puede limitar a mera función.
Edición preparada por Jesús de las Heras Muela.
La tercera visita pastoral del papa Benedicto XVI a su Alemania natal, del 22 al 25 de septiembre, ha girado sobre cuatro ejes fundamentales: el encuentro con la comunidad católica, la propuesta cristiana al mundo de la increencia, el ecumenismo y el diálogo con la sociedad política. Su memorable periplo alemán por las localidades de Berlín, Erfurt y Friburgo fue fiel a lo que el propio Benedicto XVI afirmó en un mensaje televisivo en las vísperas de su viaje: los viajes papales «no son turismo religioso, ni un show», sino oportunidades evangelizadoras para mostrar la existencia, la grandeza, la belleza y la necesidad de Dios
El breve pero intenso viaje pastoral que el papa Benedicto XVI realizó a Croacia el 4 y 5 de junio de 2011 tuvo distintas motivaciones: en principio, presidir el I Encuentro Nacional de las Familias Católicas croatas; luego, reavivar y expandir las bien arraigadas raíces cristianas del país, alentando su presente y su futuro en medio de las nuevas encrucijadas derivadas de la crisis económica y moral y su próxima integración en la Unión Europea (UE); y, finalmente, contribuir a la sanación definitiva de las heridas de la guerra de hace dos décadas —precisamente en el vigésimo aniversario de la declaración de independencia del país— y servir a la paz, la integración, la concordia y la reconciliación
En las últimas décadas se ha hablado de la urgencia de la nueva evangelización. Teniendo presente que la evangelización constituye el horizonte ordinario de la actividad de la Iglesia y del anuncio del Evangelio ad gentes, la nueva evangelización está dirigida más bien a aquellos que se han alejado de la Iglesia en los países de antigua cristiandad. Este fenómeno, lamentablemente, existe con diversos matices también en los países donde la Buena Noticia ha sido anunciada en los últimos siglos, pero todavía no ha sido suficientemente acogida hasta transformar la vida personal, familiar y social de los cristianos. Por esta razón, Benedicto XVI ha decidido convocar la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana (del 7 al 28 de octubre de 2012). La asamblea sinodal tendrá como finalidad examinar la situación actual en las Iglesias particulares, para señalar, en comunión con el Papa, nuevos modos y expresiones de la Buena Noticia, que ha de ser trasmitida al hombre contemporáneo con renovado entusiasmo. Se trata de un desafío para extraer, como el escriba que se hizo discípulo del Reino, cosas nuevas y cosas viejas del precioso tesoro de la Tradición (cf. Mt 13,52).