Entre los escritos de san Ignacio, las Constituciones ocupan el segundo lugar en importancia, después de los Ejercicios Espirituales. El impacto que las Constituciones siguen teniendo en los procesos de admisión, formación, organización, conservación y envío (misión) de las formas de vida apostólica no se puede estimar suficientemente: revolucionaron la vida religiosa medieval y la introdujeron en la Edad Moderna.
Con respecto a la espiritualidad ignaciana y jesuítica, el P. Ignacio Iglesias (1925-2009) representa uno de sus impulsores más decisivos y eficaces en el ámbito de lengua castellana y, por extensión, en toda la Compañía. Sus ocupaciones como hombre de gobierno, primero, y su infatigable labor apostólica después no le permitieron elaborar sistemáticamente su magisterio, pero sí esparcirlo en forma de innumerables artículos y algunos libros. Este tomo de la Colección «Manresa», de la que fue iniciador, pretende recoger lo mejor de esa sabiduría dispersa que él nos legó. Pretende ser, al mismo tiempo, un homenaje vivo a su memoria y un estímulo para los estudiosos de san Ignacio que vienen tras él.
Los artículos recogidos en este libro, 23 exactamente, están organizados en torno a tres ejes: «Ejercicios espirituales», «Mundo y misión en Ignacio de Loyola» y «El carisma ignaciano hoy». El último de ellos está dedicado a la memoria del P. Arrupe, con quien Ignacio Iglesias trabajó muy estrechamente durante más de nueve años. Le siguen, como complemento necesario, una bibliografía lo más exhaustiva posible de los escritos de Ignacio Iglesias y, finalmente, un apartado con la procedencia bibliográfica de cada capítulo.
erónimo Nadal entró en la Compañía en noviembre de 1545, fue formado directamente por Ignacio, y asimiló su espíritu hasta tal punto que según el P. Juan de Polanco no podría encontrarse otro que le aventajara en ello.
El mismo Ignacio requirió su ayuda en la redacción de las Constituciones y −también según testimonio de Polanco− para que las leyese y las anotase con todo lo que le viniese en mente. En 1553 lo envía a España y Portugal para que las explique a las nacientes comunidades.
Este encargo lo repetirán tanto Diego Laínez como Francisco de Borja y se prolongará para alcanzar hasta la totalidad de las comunidades jesuitas de Europa. Se ha calculado que no hubo jesuita en Europa con el que en aquellos años Nadal no se hubiera entrevistado una o dos veces. De manera que influyó más en la formación de los jóvenes de la Compañía, que el mismo Ignacio, al que no habían visto nunca, o cualquier otro de los primeros compañeros, de modo que puede justamente ser considerado como el segundo Fundador de la Compañía de Jesús.
En todas las comunidades que Nadal visitaba dejaba innumerables instrucciones, necesariamente particularistas y temporales. Otra cosa eran las pláticas, en las que no sólo exponía las Constituciones sino que iba confirmando lo dicho con hechos de la vida de Ignacio, muchos de ellos sólo por Nadal conocidos como confidente que fue de Ignacio.
En el presente volumen se recogen esas pláticas (prácticamente todas las que nos han llegado) con las que instruyó a los jesuitas de toda Europa durante los 35 años de su vida en la Compañía (1545 – 1580) y que constituyen la expresión más autorizada del espíritu de las Constituciones.
La segunda edición de la historia y análisis de los Ejercicios aparece 17 años después de su predecesora. A lo largo de este tiempo, el autor ha seguido trabajando y profundizando en el manual ignaciano. Así, además de una revisión y actualización completa de la obra, esta nueva edición se ve enriquecida con dos aportaciones fundamentales: un minucioso estudio sobre la génesis y composición del texto desde sus más tempranas etapas y una síntesis final en la que, revisadas las teologías contemporáneas sobre los Ejercicios –E. Przywara, G. Fessard, K. Rahner, H.U. von Balthasar–, Santiago Arzubialde ofrece el telón de fondo dogmático sobre el que, en su opinión, debería ser interpretado en el futuro el texto ignaciano.
Entre la muy abundante literatura ignaciana se echaba de menos una amplia y rigurosa síntesis que pudiera ofrecer de forma sistemática y clara los elementos más significativos del carisma y la espiritualidad del Santo de Loyola.
El “Grupo de Espiritualidad Ignaciana”, tras siete años de trabajo, ha elaborado este Diccionario que pone los elementos fundamentales y conexos del carisma del fundador de la Compañía de Jesús al alcance de los laicos, de las personas consagradas, de sacerdotes y jesuitas.
Aunque el hilo conductor de la obra es la “espiritualidad”, el Diccionario incluye otras perspectivas complementarias como la histórica, la bíblica, la antropológico-psicológica o la lingüística para abordar de una manera integral, la riqueza de la herencia ignaciana.
El Diccionario incluye 383 artículos, redactados por un equipo internacional de colaboradores. Hasta 157 especialistas de 25 países diferentes han aportado sus conocimientos e investigaciones. Las más de 3.800 referencias bibliográficas, cuidadosamente seleccionadas, abren un sinfín de puertas a la “curiosidad ignaciana” del lector.
La obra contiene, además, una propuesta de lectura sistemática y siete mapas conceptuales para facilitar el acceso a este inmenso caudal que ahora se ofrece en estos dos bellos volúmenes. Una obra, sin duda, novedosa y singular, de consulta obligada para posteriores estudios sobre la espiritualidad ignaciana.