Cuántas cosas han sucedido en Betania. Ante todo la resurrección de Lázaro, señal de un destino m´sa general que afecta a quien es convocaco alrededor de eta mesa. Jesús llama a Láaro para que salga de la tumba. Pero Lázaro resucitado es la señal de todo lo que sucede también a las dos hermanas, María y Marta. María de hecho reconoce en el amigo al Señor de la vida. Y desde el momento que la resurrección es creer en Jesús, porque el vive y cree en él no muere para siempre , la "confesión de la fe" de Marta es también la resurrección, la amistad como relación personal en el amor, basada en la amistad de Cristo con nosotros y en nuestro agradecimiento radical hacia él, la contemplación como capacidad de saber descubrir al Señor en los acontecimientos de nuestra vida y en la historia de toda la humanidad
Este libro no habla de Dios, habla desde Dios. No discute el misterio: nos introduce en él. Con la sabiduría espiritual que sólo una larga vida de estudio y oración puede dar, nos lleva al corazón de la Custodia adorable en la que vivimos, nos movemos y existimos, llevándonos de la mano de la luz iluminadora de las Sagradas Escrituras, de los textos de los Padres y de los grandes misterios de la fe: pensamientos, humildes y ardientes a un tiempo, lanzados hacia el abismo, eco de experiencias vividas y compartidas en la caridad.
El cristianismo no es simplemente una religión que cree en Dios y trata de unirse con El. Es la revelación de que Dios se ha hecho hombre. De manera simple, pero profunda, típica de este autor, recoge de la tradición espiritual de los que han creído en Cristo, algunos aspectos de la figura del Salvador que han inspirado la actualidad del mensaje evangélico a través de los siglos
Nuestro mundo busca padres y los expresa también con sucedáneos. También por esto -o sólo porque es la Persona trinitaria que envía y que, por tanto, permanece en el silencio fuera del tiempo-, el Padre es quizá la Persona divina con los rasgos más difíciles de describir. A esto se dedica este librito. El autor, después de haberse detenido en Cristo y en el Espíritu, ahora con palabras simples, pero teológica y espiritualmente profundas, nos introduce en lo que constituye el corazón de la revelación de Cristo y del Espíritu: el amor del Padre.
Partamos de un hecho: los fundadores de las distintas familias religiosas no fueron "ideólogos", sino "padres". Tuvieron "hijos", y por ellos pasaron a la historia. Ahora, ¿por qué siguen manteniendo contacto con sus "padres espirituales" y no les basta tener por guía al Espíritu Santo? A parte de motivos ascéticos, el motivo principal radica en que esa "paternidad espiritual" crea de hecho un tipo de amistad indiscutible. Pues bien, este libro nos concreta y explica detenidamente los rasgos característicos de la "paternidad espiritual" de San Ignacio de Loyola, así como sus vínculos con los antiguos "padres espirituales" del cristianismo.