Ser cristiano no es fácil. Es una vocación de altura. Cordial pero exigente. Familiar pero luchadora. Esconde una paradoja: esta excelencia es compatible con no pertenecer a ninguna élite de la sociedad en que se vive. Y al revés: está cerrada para algunos pertenecientes a algunas de esas élites. Ser cristiano es un prodigio de libertad y de esfuerzo pacífico porque se apoya en la constante ayuda de Dios. Este libro quiere explicarlo acudiendo a la Biblia y especialmente al Apocalipsis, siguiendo el ejemplo de aquellos primeros cristianos. Describe la elección de los cristianos que descubrieron que en Cristo hallaban respuesta a todas sus inquietudes intelectuales y morales, a sus aspiraciones sociales y familiares. Cristo era verdaderamente plenitud de propuesta y de respuesta a la vez. Con Él, supieron afrontar su vida y ser felices. Y transmitieron esa vida y esa felicidad a sus hijos y parientes y amigos. Y esa cadena de transmisión ha llegado hasta hoy.