Esta obra sigue el nuevo Martirologio romano que, como edición típica, ha sido publicado el año 2001. Este seguimiento ha hecho que no demos entrada en el Año cristiano sino a los santos y beatos que en dicho Martirologio se recogen, enviando al apéndice las notas biográficas de otros que no están incluidos en él pero que pueden resultar interesantes por celebrarlos, por ejemplo, en su propio de los santos, alguna diócesis española. De todos modos son muy pocos. Igualmente ha obligado el seguimiento del nuevo Martirologio romano a resituar no pocas biografías que en las ediciones anteriores se encontraban en otras fechas y que han sido pasadas al día que ahora se les asigna.
Esta obra no es una mera reedición del anterior Año cristiano (publicado en 4 volúmenes) puesto que se ha puesto al día añadido los nombres de muchos santos y beatos que en estos últimos tiempos han sido declarados tales por la Iglesia, y cuyo número, como es bien sabido, es grande. Se han incluido, también, artículos referentes a los tiempos litúrgicos ya que son parte importante y vital de lo que se llama el año cristiano. Y hemos añadido a cada día su martirologio o lista de los santos y beatos que para esa fecha señala el Martirologio romano. De esta forma cada día puede saber el lector cuáles son los santos que la Iglesia conmemora, y de la mayoría de ellos tiene una nota biográfica, extensa o breve. Al final de cada mes se reseñan los santos de las diócesis españolas y las memorias que celebran. Se completan los tomos con un exhaustivo índice onomástico
Edición preparada por José Luis Repetto Betes
Esta obra sigue el nuevo Martirologio romano que, como edición típica, ha sido pu blicado el año 2001. Este seguimiento ha hecho que no demos entrada en el Año cristiano sino a los santos y beatos que en dicho Martirologio se recogen, enviando al apéndice las notas biográficas de otros que no están incluidos en él pero que pueden resultar interesantes por celebrarlos, por ejemplo, en su propio de los santos, alguna diócesis española. De todos modos son muy pocos. Igualmente ha obligado el seguimiento del nuevo Martirologio romano a resituar no pocas biografías que en las ediciones anteriores se encontraban en otras fechas y que han sido pasadas al día que ahora se les asigna.
Esta obra no es una mera reedición del anterior Año cristiano (publicado en 4 volúmenes) puesto que se ha puesto al día añadido los nombres de muchos santos y beatos que en estos últimos tiempos han sido declarados tales por la Iglesia, y cuyo número, como es bien sabido, es grande. Se han incluido, también, artículos referentes a los tiempos litúrgicos ya que son parte importante y vital de lo que se llama el año cristiano. Y hemos añadido a cada día su martirologio o lista de los santos y beatos que para esa fecha señala el Martirologio romano. De esta forma cada día puede saber el lector cuá les son los santos que la Iglesia conmemora, y de la mayoría de ellos tiene una nota biográ fica, extensa o breve. Al final de cada mes se reseñan los santos de las diócesis españolas y las memorias que celebran. Se completan los tomos con un exhaustivo índice onomástico.<br/
El Evangelio de Mateo destaca como uno de los textos bíblicos preferidos por los Padres de la Iglesia a la hora de estudiar y proclamar la Palabra de Dios.
La tradición de comentarios patrísticos sobre Mateo comienza a mediados del siglo tercero con el que lleva a cabo Orígenes.
En el occidente de lengua latina, donde los comentarios no aparecieron hasta aproximadamente un siglo más tarde, el primer comentario sobre Mateo lo escribió Hilario de Poitiers a mediados del siglo cuarto.
Desde entonces, el primer Evangelio se convirtió en uno de los textos más frecuentemente comentados por los Santos Padres. Entre ellos sobresale el comentario de Jerónimo, en cuatro libros, y el Opus imperfectum in Matthaeum, obra muy valiosa, aunque anónima e incompleta. Se conservan también fragmentos de catenas griegas, que se derivan de comentarios realizados por Teodoro de Heraclea, Apolinar de Laodicea, Teodoro de Mopsuestia y Cirilo de Alejandría.
Las antiguas homilías también ofrecen extensos comentarios sobre el primer Evangelio. Destacan entre ellas las noventa homilías de Juan Crisóstomo y las cincuenta y nueve de Cromacio de Aquileia. Además, existe un buen número de homilías dominicales y de días festivos compuestas por grandes figuras, como Agustín y Gregorio Magno, entre otros.
Esta rica abundancia de comentarios patrísticos, muchos de los cuales presentamos aquí traducidos al castellano por primera vez, nos ofrece un generoso y variado alimento sobre la antigua interpretación del primer Evangelio.
Los Padres de la Iglesia consideraban que los evangelios no se debían emplear, primariamente, para el análisis y estudio personal; por ello se leían y se explicaban dentro de la liturgia de la comunidad cristiana. Los textos evangélicos servían para orientar y corregir pastoralmente a los que se habían comprometido a seguir el camino de Jesús. Si bien los evangelios de Mateo y Juan eran, en general, los preferidos por los Santos Padres, cuando llegaba el tiempo de Navidad, Pascua y otras fiestas importantes, el que más se utilizaba era el de Lucas, debido a la narración que contiene sobre la infancia de Jesús, y a otros pasajes que solamente se encuentran en este evangelio.
Durante el periodo patrístico primitivo, la tradición de la lectura continuada (lectio continua) de los evangelios se desarrolló de tal manera que en un ciclo de tiempo determinado se leía, en secciones, un Evangelio completo, y se explicaban estas lecturas con homilías durante la liturgia diaria o semanal.
De entre las homilías que se han conservado, este volumen recoge textos de Orígenes y Cirilo de Alejandría. Pero aparte de las homilías, poseemos tratados teológicos, cartas pastorales y catequesis diversas en las cuales los Padres también afrontaron distintos temas exegéticos. Al igual que en otros volúmenes de esta colección, los lectores encontrarán escritos que van del siglo primero al octavo, pertenecientes a Padres de Oriente y Occcidente. Entre los más célebres podemos citar a Ambrosio, Atanasio, Agustín, los Capadocios, Juan Crisóstomo, Juan Damasceno y Beda el Venerable; y entre los menos concocidos a Juan Casiano, Filoxeno de Mabbug y Teofilacto.
Este volumen nos ofrece tesoros de sabiduría antigua -algunos de los cuales se traducen por primera vez al castellano-, que permiten a los Santos Padres hablar con agudeza y convicción a la Iglesia de hoy.
Rivista mensile di informazione e formazione apologetica, n. 58/dicembre 2006.