El místico San Juan de la Cruz llamó noche oscura a sus fatigas en la búsqueda de Dios. Un psicólogo denomina eclipse del alma al proceso depresivo que padeció. La descripción de estas experiencias de la noche, de la pérdida de la capacidad de vivir, la sobreexigencia y el vacío interior, ocupan muchas páginas de la literatura religiosa y psicológica.
Con el fin de que el encuentro con personas deprimidas en el marco de la acción pastoral y con creyentes en el de la psicoterapia sea fructífero y eficaz se hace necesario el diálogo entre la psicología y la teología. Los autores del presente libro afrontan este desafío, y con sus contribuciones dan un importante impulso al diálogo interdisciplinar