El libro presenta un momento crucial del crecimiento de la Iglesia: su primer encuentro con un mundo no judío, con una cultura desarrollada que dominaba el universo conocido. Los Padres de la Iglesia –escritores cristianos de los primeros siglos- fueron quienes llevaron a cabo el diálogo con ese mundo en todas sus vertientes: filosófica, moral y cultural, sin perder la sustancia del mensaje evangélico con el que se identifican. En este primer diálogo va a surgir una cultura nueva, ya impregnada con los principios de la fe. Este volumen se centra en los Padres Latinos; es decir, en aquellos que desarrollaron su actividad literaria en esa lengua y que serán los fundamentos de la cultura del Imperio Romano de Occidente de la cual procede nuestra cultura Occidental. En siete capítulos repasa de modo ágil e incisivo los principales personajes que han jalonado esta historia: Cipriano, Lactancio, Ambrosio, Jerónimo, Agustín y Boecio.
Este tomo, junto con el dedicado a los Padres Latinos, recoge una síntesis del pensamiento y de los estudios realizados sobre los primeros Padres de la Iglesia. Estas figuras de la Patrística son abordados desde un punto de vista sencillo y humano, y se destaca en ellos el hecho de que dieran forma a la historia de la Iglesia, al dogma y a todo el pensamiento cristiano occidental durante los primeros siglos. Los Padres de la Iglesia fueron teólogos, filósofos y santos, pero también hombres y es esta vertiente humana la que se destaca.