¿Cómo puede saber cualquier hombre lo que tiene que hacer para proceder rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar en las situaciones concretas de la vida de forma libre y justa?
La respuesta que los autores del Nuevo Testamento dan a esta pregunta es muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo con las exigencias de la fe, representa la más completa liberación interior que puede vivir un creyente y la exigencia más radical que brota del mensaje de Jesús de Nazaret.
Ahora bien, por los evangelios sabemos que Jesús fue desconcertantemente liberal en algunas cosas pero muy exigente en otras. Por ello se comprende el desconcierto que produjo su predicación y su conducta. En este sentido, la conducta del hombre religioso tiene que ser un reflejo lo más perfecto posible de lo que fue la conducta de Jesús.
ENGLISH: Christian Discerment.
Discerning God’s will, according to the requirements of faith, is the greatest opportunity of personal liberation for a believer. Likewise, it is the most radical request born out of Jesus message.
Si dedica Ud. unos minutos –al menos– a pensar cómo explica este libro el Evangelio de cada día, seguramente se verá confrontado a esta pregunta: ¿Qué significa y qué lugar ocupa en mi vida Jesús de Nazaret? Y quizás también a esta otra que se deriva de la anterior: ¿Qué importancia y qué presencia tiene Jesús en la sociedad y en la Iglesia? No se trata de la importancia y la presencia de Cristo. Ni del Señor. Aquí se habla de Jesús, aquel humilde campesino que andaba por los pueblos y aldeas de Galilea, hace casi dos mil años.
Jesús es un nombre que mucha gente religiosa no se atreve a pronunciar. ¿Por qué razón? Se discute si los primeros cristianos dieron culto a Jesús como Dios. San Pablo dice que “Jesús es el Señor” (Rm 10, 9) y es verdad. Pero lo que no se discute es que Dios, al que nadie ha visto (Jn 1, 18), se hizo visible en Jesús. Entonces, ¿que nos pasa con Jesús? A mucha gente, sin saber por qué, Jesús le da miedo y no es consciente de ello. Quizás por eso, buscamos la escapatoria que nos ofrece la religión y ponemos a Jesús en “lo sagrado”, “lo divino”, “lo eterno”… Disfrazamos así con buena conciencia nuestro miedo inconfesable a vivir felices nuestra propia humanidad. A muchas personas les va mejor recurrir a “lo divino” que intentar ser verdaderamente “humanos”. Lo que intenta este libro es descubrir y vivir “lo divino” en “lo humano”. Encontrar a Dios en Jesús.