Esta Instrucción, cuyo contenido y razón de ser son «algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía», ha sido preparada por mandato del Sumo Pontífice Juan Pablo II por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en colaboración con la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa la aprobó el día 19 de marzo. En su desarrollo se sale al paso de ciertos abusos e incorrecciones que, según la Congregación, se han venido dando estos últimos años en la celebración de la Eucaristía por parte de ministros y fieles. Junto a ello, se ofrecen una serie de «remedios» con los que se busca resolver las deficiencias señaladas.