La moral cristiana no puede olvidar a Jesucristo. Una presentación puramente negativa de la moral cristiana ignora con frecuencia su constitutiva orientación positiva. Jesús no es Catón. No puede ser imaginado como un implacable fustigador de vicios. Con su misma presencia, con sus gestos y palabras, Jesús revelaba el rostro misericordioso de Dios y ofrecía a las gentes la posibilidad de vivir sabiéndose y sintiéndose amadas por Él. Esa certeza de ser objeto del amor de Dios ha de generar un dinamismo ético marcado precisamente por el amor, es decir, por el ejercicio de la misericordia.
José-Román Flecha Andrés es sacerdote de la diócesis de León y profesor de Teología Moral en la Universidad Pontificia de Salamanca. En la BAC ha publicado Teología moral fundamental; Moral de la persona. Amor y sexualidad; Las bienaventuranzas, caminos de felicidad, y El respeto a la creación.
Pertenece a la serie: «Textos para el Año de la Misericordia, 4».
Las bienaventuranzas son un evangelio dentro del evangelio. Antes de ser leídas como un código ético, tendrían que ser escuchadas y meditadas como una revelación sobre Dios y sobre Jesús. Son, por eso mismo, un mensaje sobre el ser humano y sus anhelos de felicidad. En el corazón de toda persona, creyente o no creyente, están bullendo las bienaventuranzas. Basta hacer silencio para escuchar su clamor. Tras una introducción de tipo académico, este libro presenta una reflexión pastoral sobre cada una de las felicitaciones de Jesús a aquellos con los que ha querido identificarse.
José-Román Flecha Andrés es sacerdote de la diócesis de León y profesor de Teología Moral en la Universidad Pontificia de Salamanca. En la BAC ha publicado Teo logía moral fundamental, un volumen dedi cado a la teología moral de la persona, y El respeto a la creación.
EDIBESA inicia con esta obra una serie de libros sobre convertidos, que comienza con "San Pablo y convertidos de la Biblia" y terminará con "Charles de Foucauld y Edith Stein". El profesor José-Román Flecha Andrés aborda en este libro, con la maestría que le caracteriza especialmente en los personajes bíblicos, la figura gigantesca de San Pablo, cuya conversión da nombre a la serie "El Camino de Damasco". También están los personajes bíblicos, antes y después de Pablo, desde el rey y profeta David y otros convertidos del Antiguo Testamento, hasta Mateo, la Samaritana y otros del Nuevo Testamento. La conversión a Dios siempre ha acompañado la vida de todo hombre que busca la Verdad, la Vida, el Amor y la Felicidad.