En nuestros días está de moda hablar de las fake news como un fenómeno nuevo, y como si anteriormente no hubiera existido en el periodismo ni la desinformación ni la manipulación. Desgraciadamente, la primera fake news se produjo ya en el Edén, creída por Eva y Adán. Y la desinformación es inherente a un modo de entender el Periodismo (el objetivismo de matriz positivista y relativista) que lleva cerca de dos siglos vigente. Y esa mirada superficial y miope ha facilitado a su vez la manipulación de las masas, producida por la mirada falaz y engañosa de las ideologías que buscan el poder.
Tales manipulaciones, cuyos ejemplos nefastos son abundantísimos desde hace mucho tiempo, han contribuido a los diversos totalitarismos que hemos sufrido en la historia reciente hasta llegar, en nuestros días, a la dictadura de lo políticamente correcto que impone, sin escrúpulos ni piedad alguna, el matrix progresista. Por lo que, para que haya un verdadero periodismo que busque la verdad, el bien y la libertad, la justicia y la paz, es necesario liberarse de los prejuicios modernistas y volver la mirada a la tradición cultural humanista cristiana, a la sabiduría realista, a la creatividad esperanzadora, a la doctrina social de la Iglesia y al sentido personalista para configurar un nuevo paradigma informativo. Y esto es lo que hace en este libro el autor, quien, siguiendo una sugerencia de Joseph Ratzinger, ha querido denominar su revolucionaria propuesta como Infoética.