El ser humano aspira a la consolación. Sin embargo, el sufrimiento es una adherencia tan pegada a nuestra piel que no nos lo quitamos fácilmente de encima. En esta ardua tarea de enfrentarse a una cuestión que nos pone en crisis, heredamos de las páginas sagradas todo un compendio de teología. Desgranar los textos es introducirse en una apasionante aventura. Ya que Dios y hombre están «enarbolados» en un mismo destino, cosidos palmo a palmo por un hilo que atraviesa una historia común y le da un sentido.
Y aunque el tribunal del dolor suspende todas las disquisiciones teóricas, acallar lo que con humilde esfuerzo aquel puñado de hombres y mujeres que hablaron de parte de Dios nos quisieron legar, sería una traición más grande a la historia que el hablar imperfecto y parcial. De aquí, nace la tentativa de elaborar una teología bíblica sobre la consolación, cuyo fruto es este libro.