Está a la vista de todos la proliferación de libros, folletos y revistas que con gran elocuencia y extrema desenvoltura hablan de ángeles y demonios siempre y solamente en clave esotérica y consumista, en total oposición a la revelación cristiana. Así, a la discreción, cercana al silencio, de no pocos sectores de la teología y de la catequesis, se contrapone la locualidad intransigente y mistificadora de la literatura al servicio de lo oculto.