El cardenal Julián Herranz convivió veintidós años con san Josemaría Escrivá: desde 1953 hasta el fallecimiento del fundador del Opus Dei en 1975. Con Juan Pablo II colaboró de cerca durante los casi veintisiete años de su pontificado. Antes ya había trabajado en la Santa Sede al servicio de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I, al igual que ahora prosigue con Benedicto XVI.
Es, pues, un testigo muy cualificado de muchos sucesos de la vida de la Iglesia, así como del desarrollo apostólico del Opus Dei en el mundo.
En estas páginas evoca con brillantez y sencillez los años del Concilio y del postconcilio, los encuentros con protagonistas de la historia de la Iglesia y los grandes acontecimientos que constelan el camino del Pueblo de Dios en el tránsito de dos milenios, a la vez que proporciona noticias y rectificaciones de primerísima mano.
Son páginas transidas de fidelidad y amor a la Iglesia, que suscitan idénticos sentimientos en el lector.
Julián Herranz Casado nació el 31 de marzo de 1930 en Baena (Córdoba). Tras licenciarse en Medicina, realizó sus estudios teológicos en el seminario internacional del Opus Dei de Roma y se ordenó sacerdote en 1955. Doctor en Derecho canónico, en 1960 fue llamado al servicio de la Santa Sede, donde colaboró como experto en los trabajos del Concilio Vaticano II y de la posterior reforma de la legislación eclesiástica. Ordenado obispo en 1991 por Juan Pablo II, el mismo Papa lo nombró en 1994 presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y de la Comisión Disciplinar de la Curia Romana. También lo creó cardenal en el consistorio del 21 de octubre de 2003.