Se han celebrado 500 años de la conversión de Ignacio de Loyola. Entre su casa-torre guipuzcoana y Manresa se produce un cambio de mirada en un hombre que tenía unos ideales y unos horizontes y que, sin embargo, bajo el auspicio del favor de Dios, se dejó afectar por él. Este no es solo un libro para jesuitas, sino para cualquier sacerdote que desee dejarse conducir por Cristo, dejando atrás «redes y cadenas» (Ej 142). ¿Cómo el proceder ignaciano podría ayudar a vivir la espiritualidad sacerdotal hoy? Los Ejercicios son escuela de oración y discernimiento y, en este caso, se ofrecen para renovar la vocación del ministerio ordenado. El libro se estructura en cinco capítulos, que recorren los contenidos más nucleares de los Ejercicios. Con ello se trata de crecer en la invitación al seguimiento de Cristo que nos haga salir de nosotros mismos para caminar apostólicamente hacia los demás y hacia Dios. Aquí es donde radica el ser profundo de las cosas, el porqué, el cómo y el quién. ¿Habrá respuestas? Puede ser que sí o puede ser que no. Lo fundamental es vivir la vida sacerdotal como don y tarea, es decir, como ejercicio.