Se goza el autor con la sintonía del trabajo que ahora presenta en su "Visión esperanzada" respecto a lo que S.S. Benedicto XVI ha escrito el 11 de octubre de este 2011 en su Carta Apostólica "PORTA FIDEI", en su número 5:
"... Los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II "no pierden su valor ni su esplendor... Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza" Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: "Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser, y llegar a ser cada vez más, una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia" (A la Curia Romana)
Confirmación de estas afirmaciones es lo que se experimenta en la lectura de este ensayo "A los cincuenta años de la Convocatoria del Concilio Vaticano II".