Uno de los acontecimientos sociales de mayor trascendencia en América Latina desde finales del siglo XX ha sido la llamada emergencia de los pueblos indígenas. Las organizaciones indígenas de los diferentes países han pasado a convertirse en actores no sólo visibles sino de primer orden; además, el valor y significado de las culturas indígenas se proyecta con fuerza más allá de los ámbitos locales. En este libro se reflexiona sobre esos procesos de redefinición del lugar que ocupan actualmente: las nuevas formas de diálogo con los estados nacionales y con las ONG de desarrollo, la reconfiguración de las relaciones políticas, de género y culturales dentro de los pueblos indígenas y, en fin, algunos hechos sociales que permiten conocer problemas y perspectivas de los pueblos indígenas de Iberoamérica en el comienzo del siglo XXI.