Con un estilo claro y ameno, el autor ahonda en la importancia que tienen las cosas pequeñas para quien quiere amar a Dios y a los demás.
"En los tratados de Teología Espiritual -afirma el autor- se echa de menos un capítulo acerca de las cosas pequeñas y de su relación con la piedad, aunque también es cierto que no faltan santos y autores cristianos que se ocupan de exponerlas en sus escritos y con su palabra".
Francisco Luna Luca de Tena con su estilo habitual, claro y ameno, ahonda en la importancia que tiene, para quien quiera crecer en el amor a Dios y a los demás, el cuidado de los detalles, de las cosas pequeñas.
El autor pretende sólo una cosa: que el lector haga oración. Por eso, con un lenguaje muy sencillo y dialogante, el lector entenderá porqué el cristiano debe hacer oración y porque tiene que estar en presencia de Dios todos los días.
A través del libro el autor pretende sólo una cosa: que el lector haga oración. Por eso, con un lenguaje muy sencillo y dialogante, el lector entenderá porqué el cristiano debe hacer oración y porque tiene que estar en presencia de Dios todos los días.
El examen de conciencia, el arrepentimiento, la confesión y la satisfacción se estudian en profundidad, con un lenguaje sencillo y abierto.
"La confesión de las culpas, que nace del verdadero conocimiento de sí mismo ante Dios y de la contrición de los propios pecados, es parte del Sacramento de la Penitencia". Apoyándose en estas palabras de Pablo VI, así como en documentos y Encíclicas de los papas, el autor pasa revista a los puntos fundamentales del sacramento de la penitencia. El examen de conciencia, el arrepentimiento, la confesión y la satisfacción se estudian con profundidad, con un lenguaje sencillo y abierto.
Francisco Luna nos habla, con su estilo vivo y ameno, de la fuerza, belleza y valor de esta virtud, especialmente vivida y amada por Jesús y su Madre, la Virgen María.
"La humildad -señala el autor- es una virtud que apenas llama la atención. La alegría es luminosa, la audacia, espectacular... Esto no quiere decir que sea verdadera la idea popular que la presenta macilenta, con aire triste y cuello torcido".