Desde el observatorio de su experiencia y de sus numerosos encargos diplomáticos, el autor contempla la evolución y repercusión del Concilio Vaticano II, gestado y realizado para el bien de la Iglesia y del mundo. Así lo han reafirmado Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Se trata de un libro cálido y cercano, que analiza la hermandad ecuménica entre los cristianos y su luminosa amistad con los judíos, y explica cómo la Iglesia, en la actualidad, no necesita más concilios ni contrarreformas, sino aplicar el Vaticano II a la vida de los cristianos en este tiempo de esperanza.
Justo Mullor fue ordenado obispo en 1979 por Juan Pablo II. Trabajó en la Secretaría de Estado vaticana durante los años del Concilio; fue nuncio apostólico en numerosos países, y Observador Permanente en el Consejo de Europa y Naciones Unidas; Presidente de la Escuela Diplomática de la Santa Sede y miembro de la Congregación de los Santos. Con Rialp ha publicado Dios cree en el hombre.