Presentación de mons. Braulio Rodríguez Plaza y Anastasio Gil García.
Hoy día todavía hay mucha gente que no conoce a Jesucristo. Por eso es tan urgente la misión ad gentes, en la que todos los miembros de la Iglesia están llamados a participar, ya que la Iglesia es misionera por naturaleza: la Iglesia ha nacido «en salida». La Jornada Mundial de las Misiones es un momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las Iglesias jóvenes en los territorios de misión. Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización. Los obispos, como principales responsables del anuncio, tienen la tarea de promover la unidad de la Iglesia local en el compromiso misionero (Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2014).
El DOMUND 2012 y su llamada a precisar cuál es la verdadera clave de la misión y del trabajo de los misioneros han sido la ocasión o el detonante de este libro. Lo que se pretende en él es dejar constancia permanente de que la identidad de esos hombres y mujeres —tan de carne y hueso como nosotros― se cifra en ser «misioneros de la fe». El libro está dividido en tres secciones. La primera se titula «Anunciar la fe», y en ella se aprecia cómo el Año de la Fe, este gran acontecimiento eclesial, ha servido para iluminar el sentido de la Jornada Mundial de las Misiones. La segunda sección se hace eco del precioso calificativo que Pío XII dio a los misioneros: heraldos o «Pregoneros del Evangelio» (Evangelii praecones). La última ofrece tres botones de muestra de la resonancia que los misioneros y su actividad cobran en nuestra sociedad, gracias a su presencia en «Los medios de comunicación, altavoces de la misión».