El viaje apostólico de Benedicto XVI al Reino Unido, del 16 al 19 de septiembre de 2010, fue un éxito, una gracia, un acontecimiento histórico repleto de escenas y discursos memorables, repleto, en suma, de esperanza. Su clave estuvo en su lenguaje sabio y sencillo, en sus hechos y en sus dichos, de corazón a corazón. Por todo ello, esta visita fue un viaje apasionante, un viaje misionero para transmitir la pasión por la verdad y la pasión por Dios, cuyo último gran acto fue la beatificación del cardenal John Henry Newman.
Fiel a su estilo habitual y al guión de sus viajes apostólicos ―breves, pero intensos y enjundiosos―, Benedicto XVI volvió a suscribir del 4 al 6 de junio de 2010 una memorable página en los anales de su pontificado con la visita a la isla de Chipre. Ha sido, además, el primer Papa, el primer Obispo de Roma y sucesor de San Pedro, en viajar a este olvidado rincón del este del Mediterráneo, Iglesia apostólica, puente entre Oriente y Occidente, bisagra entre Europa, Asia y África, histórica encrucijada de religiones y culturas, emblemático enclave y avanzadilla hacia Oriente Próximo y, asimismo, concentrado y paradigmático signo de las luces y de las sombras de esta región.
En este libro se recogen algunas contribuciones a la liturgia cristiana. La cuestión decisiva tratada en todos los artículos es siempre la misma: cómo podemos, en nuestros días, rezar y unirnos a la alabanza de Dios en el seno de la Iglesia.
Publicamos la segunda parte de las catequesis de Benedicto XVI sobre los Padres de la Iglesia.
El volumen anterior, Los Padres de La Iglesia. De Clemente de Roma a san Agustín, ofrecía las enseñanzas de los maestros de los dos primeros períodos de la Patrística.
En estas páginas recogemos ahora la tercera y última etapa (siglos v-viii), que termina con san Isidoro de Sevilla en Occidente y con san Juan Damasceno en Oriente.
Son años convulsos: las invasiones de pueblos nórdicos y orientales acarrean la división y posterior caída del Imperio Romano.
También la unidad de la Iglesia se encuentra gravemente comprometida.
En este panorama brillan con luz propia algunas mentes que no cesaron de iluminar la doctrina católica, entre las que destacan san León y san Gregorio, ambos con el apelativo de «Magno», que dejaron una huella indeleble en la vida de la Iglesia.
Completa este libro un apéndice con cuatro catequesis más del Papa sobre Tradición y comunión en los orígenes de la Iglesia, así como una tabla cronológica.<br/
La peregrinación de Benedicto XVI a Portugal, del 11 al 14 de mayo de 2010, fue tiempo de gracia y de fortalecimiento para la Iglesia y de luminosa propuesta para toda la humanidad. Asimismo, el viaje volvió a contribuir al acrecentamiento de la figura de Benedicto XVI como el Papa sabio y humilde, sereno y firme que la providencia ha regalado a la Iglesia y a la humanidad. El mismo Pontífice, postrado ante la imagen de la Virgen de Fátima, pidió la intercesión de la Señora para que «el Papa sea firme en la fe, audaz en la esperanza y ferviente en el amor».
Benedicto XVI, siguiendo los pasos de sus predecesores, Pablo VI y Juan Pablo II, viajó a Tierra Santa en mayo de 2009. Para él, «se trató, ante todo, de una peregrinación; más aún, de la peregrinación por excelencia a los manantiales de la fe y, al mismo tiempo, de una visita pastoral a la Iglesia que vive en Tierra Santa; una comunidad de singular importancia, pues representa una presencia viva en los lugares donde tuvo su origen». Es por ello que la Biblioteca de Autores Cristianos ha considerado que no se debía privar a los lectores de lengua española de un preciado tesoro: los discursos pronunciados por el sucesor de Pedro en los parajes en que tuvo lugar la redención del género humano.
Quinto volúmen (uno por año) de este verdadero "Diccionario Papal". Temas y nombres por orden alfabético.
En los tiempos convulsos del Postconcilio una radio alemana invitó a catorce teólogos para comentar los artículos del Credo, destacando más allá de las modas teológicas el elemento permanente del patrimonio de la fe, radicando tales afirmaciones en los acontecimientos que narran los Evangelios y subrayando su significado para el individuo y para la comunidad. Muchos de aquellos hombres son hoy considerados los mayores teólogos del siglo XX, y algunos de ellos (destacadamente Joseph Ratzinger, actual Benedicto XVI) han sido llamados a servir a la Iglesia universal. Aquellas intervenciones han dado lugar a un libro de plena vigencia para comprender nuestra fe, escrito con espíritu divulgativo por los mayores especialistas. «No sólo siguen siendo válidos los motivos que llevaron a la preparación de este libro, sino que resultan cada vez más actuales. Sigue siendo urgente expresar en lenguaje actualizado y hacer accesible a todos el contenido de la fe cristiana, y más en una época en que crece rápidamente su desconocimiento y en que múltiples presentaciones, apoyadas en la fuerza de grandes medios de comunicación, distorsionan la imagen de Cristo y de la Iglesia a los ojos del gran público. Y, por otra parte, se hace necesario hoy día justificar incluso el acto del hombre creyente, la rotunda afirmación de la propia persona y de las propias convicciones profundas implicada en las breves palabras `yo creo`» (del prólogo de Mons. Alfonso Carrasco)
Cuestiones vivas y apasionantes en torno a la capacidad del hombre de encontrar la verdad y de ser feliz viviendo de acuerdo con ella. El elogio de la conciencia contiene una serie de textos del actual papa Benedicto XVI, redactados cuando Joseph Ratzinger era cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El nexo común de todos ellos gira en torno a la capacidad del hombre de alcanzar la verdad y de ser feliz viviendo de acuerdo con ella. La conciencia es la voz de la verdad dentro del hombre, de una verdad que proviene de Dios. Frente al subjetivismo y al relativismo, que se ven obligados a justificar la conducta de quienes actúan según su conciencia, aunque esa conciencia sea errónea, como es el caso de los miembros de las SS nazi, o de los mafiosos, ya que realizan sus atrocidades sin sentido alguno de culpa, Joseph Ratzinger destaca que la conciencia tiene el deber de ajustarse a la verdad y que "un hombre de conciencia jamás compra el bienestar, el éxito, la consideración social y la aprobación de la opinión pública dominante, renunciando a la verdad". La verdad, que ilumina la conciencia recta, hace al hombre libre y capaz de escoger el bien, por eso la autoridad que ayuda a la conciencia a descubrir la verdad no se puede considerar como su enemiga, dado que también ella se somete a la verdad. "El Papa -afirma Ratzinger- no puede imponer mandamientos a los fieles católicos solo porque él lo desee o lo considere útil. Tal concepción moderna y voluntarista de la autoridad deforma el auténtico sentido teológico del papa-do". Por eso, recuerda la famosa frase de Newman en su Carta al Duque de Norfolk: "ciertamente, si yo tuviera que traer la religión a un brindis de sobremesa -algo que no me parece muy indicado-, brindaría por el Papa. Pero en primer lugar por la conciencia, y después por el Papa". El elogio de la conciencia ahonda en temas apasionantes y ayuda al lector a meditar en ideas capitales para su propia vida.
Juan Pablo II y Benedicto XVI, los dos últimos papas de la Iglesia católica, tienen muchos puntos en común. Son casi coetáneos, los dos nacieron en Europa Central, sobrevivieron en frentes opuestos a la II Guerra mundial y participaron juntos en el Concilio Vaticano II. Después colaboraron en Roma durante casi un cuarto de siglo. Los acontecimientos exteriores, sin embargo, no nos dicen lo esencial: por encima de su larga colaboración, entre el papa polaco y el prefecto de la Doctrina de la fe se fueron suscitando la estima, la cordialidad y la amistad de modo desconocido en la historia. Este libro presenta diversos textos de Benedicto XVI que ofrecen una l ectura privilegiada de la figura y del pontificado de Juan Pablo II. D an una interpretación autorizada de algunos acontecimientos decisivos del pontificado y sobre todo dejan entrever, a través de la conmoción del recuerdo, el corazón del gran papa. Una obra, en definitiva, que p ermite conocer de cerca al papa polaco en la interpretación de su amig o y sucesor Benedicto XVI.