Esta obra hace referencia a la historia de la iglesia entre los siglos VIII y XV. El hilo conductor de la argumentación es la universalización porque, a lo largo de este período, la iglesia se fue “implantando” en todos los continentes, a través de las cruzadas, conquistas y patronatos. En consecuencia con esto se habla de la iglesia imperial, la revolución mendicante, la politización de la sede pontificia, la presencia de los pobres como situación que interroga, etc. Y se analiza también el tema de la reforma, acontecimiento sucedido al final de este período histórico.