La familia ocupó un lugar muy importante en el Magisterio de Benedicto XVI. Cientos de veces se dirigió directamente a las familias y a aquellas instituciones, eclesiales y civiles encargadas de protegerlas. Algunas de estas intervenciones, por su relevancia, ocupan un lugar destacado: Encuentros Mundiales con las familias, Asambleas Plenarias del Pontificio Consejo para la Familia; apertura de la Asamblea Eclesial de la Diócesis de Roma; discursos a los presidentes para las Comisiones Episcopales para la Familia y la Vida, encuentros pastorales con las familias y con los novios, etc.
Javier Escrivá Ivars es catedrático de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado y miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Dirige el Instituto de Ciencias para la Familia y el Máster en Matrimonio y Familia. Augusto Sarmiento es profesor ordinario de Teología Moral de la Universidad de Navarra, consultor en la Conferencia Episcopal Española de la subcomisión de la Familia y de la Vida, y consultor del Pontificio Consejo para la Familia. Ambos son autores de numerosas publicaciones.
«El futuro del mundo y de la Iglesia pasa a través de la familia» (Juan Pablo II, 29.XI.1980). Por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y las exigencias de la familia. Quienquiera que se comprometa con el mañana de forma realista y eficaz –subrayó con insistencia el beato Juan Pablo II, y recuerda con igual exigencia S.S. Benedicto XVI– ha de ser consciente de que la empresa más importante a llevar a cabo tiene por objeto la familia. La familia es mucho más que una unidad jurídica, social y económica. Hablar de familia es hablar de fe y de vida, de educación, de transmisión de valores y de tradiciones; es hablar de amor, de solidaridad, de acogimiento y compañía, de estabilidad personal y social; es hablar de una comunidad de generaciones, que comprende no solo a padres e hijos, sino también a los abuelos y antepasados.