Obra maestra publicada en 1952 y reelaborada en 1966 que sigue la línea de los grandes escrituristas ingleses de este siglo: información exhaustiva, crítica perspicaz y análisis riguroso del aspecto lingüístico y formal pero sin olvidar el trasfondo teológico. “Sintaxis, crítica y teología forman un todo indisoluble” explica Taylor desde el inicio de este comentario a Marcos. La edición ha cuidado la tipografía según la versión inglesa; es decir, se presentan los textos evangélicos en el original griego.