Con su estilo ameno y liviano, Trese nos ayuda a renovar y a actualizar las verdades básicas de nuestra vida espiritual.
Trese desea llevar a sus lectores a una piedad doctrinal. Para él, un "católico práctico, que desea tomar en serio su vocación -amar a Dios por encima de todas las cosas, alcanzar la santidad- debe hacer de la lectura espiritual algo habitual, algo que forme parte de su plan de vida, una práctica diaria o, por lo menos, semanal". Para que esa lectura sea eficaz, el autor desea llevar al lector al encuentro, una y otra vez, con las verdades básicas de nuestra religión que renuevan nuestras motivaciones, recargan nuestras baterías espirituales y nos conducen a un progreso espiritual: el fin de nuestra vida, la dicha del Cielo, la malicia del pecado, el horror al infierno, la realidad de nuestra muerte y del juicio, los sacramentos, especialmente el de la Reconciliación y el de la Eucaristía, la caridad con Cristo, el amor al prójimo, la muerte de un buen cristiano....
Un resumen de las verdades fundamentales en las que creen todos los cristianos, y explicadas con el sentido práctico, amable y divertido, que caracteriza el estilo del autor.
Hay muchos modos de condensar el conjunto de conocimientos que tiene un cristiano. Leo J. Trese acierta plenamente en este resumen de la sabiduría que atesora quien cree en Jesucristo. Es un libro que resume las verdades fundamentales en las que creen todos los cristianos, y lo hace con el sentido práctico, amable y divertido, que adornan el estilo de este autor norteamericano famoso por el extraordinario éxito de todos sus libros.
El sacerdote es la vasija de barro que contiene el tesoro de las misericordias divinas que debe volcar sobre los hombres, sus hermanos.
El autor de este libro nos muestra un sacerdote muy cercano, sin sacrificar por ello nada de lo que debe entrar en la "fisonomía" propia del ministro de Dios: vasija de barro que contiene el tesoro de las misericordias divinas que debe volcar sobre los hombres, sus hermanos. Es un libro para todos; para los seglares es una llamada a la comprensión y al cariño y al respeto; para los sacerdotes es un examen de conciencia práctico, suave y vigorizante.